Archivos • 05 Fev 2023

El Bugatti 57C de Jean-Pierre Wimille y Pierre Veyron, en la curva Arnage, persiguiendo al Delage D6-70 de Louis Gérard y Georges Monneret, que dominaría la carrera casi hasta el final. Sin embargo, sería el dúo de Bugatti el que ganaría esta edición de las 24 Horas de Le Mans.
Este Bugatti 57C tenía una carrocería especial “Tank” en “gota de agua” sobre un chasis estándar Type 57 SC. Extremadamente avanzado para la época, influiría en las líneas de algunos de los coches deportivos de la posguerra, como por ejemplo, el Jaguar XK120C.
Cabe señalar que el 57C ya disponía de los nuevos faros amarillos, obligatorios a partir de 1936 para que, en caso de guerra contra Alemania, los coches franceses pudieran distinguirse de los del enemigo.
La guerra llegaría, en efecto, dos meses y medio después de esta victoria. Pero antes de esa gran tragedia aún hubo lugar para un drama que cambiaría la historia de Bugatti.
Esto se debió a que la marca de Molsheim decidió participar una vez más en el Gran Premio de La Baule, que se celebraba a principios de septiembre.
Este 57C ganador de Le Mans fue reconstruido en la fábrica (había terminado estas 24 Horas en muy malas condiciones mecánicas) e iba a ser entregado al piloto de fábrica semi-retirado William Groover-Williams, ganador del primer Gran Premio de Mónaco y múltiple vencedor del Gran Premio de La Baule disputado en la famosa localidad veraniega de Normandía, donde poseía una casa de vacaciones.
El 15 de agosto de 1939, víspera del cierre de la fábrica (por las vacaciones obligatorias desde 1936), Jean Bugatti fue a probar este coche, acabando muriendo al intentar esquivar a un ciclista borracho.
El 57C fue doblado por la mitad y sería enterrado en los terrenos de la fábrica, en Molsheim, en un lugar que ha permanecido secreto hasta hoy. A su vez, el Gran Premio de La Baule se cancelaría con el estallido de la guerra el 1 de septiembre.
En cuanto al dúo Delage que dominó casi toda la carrera, cabe mencionar que Georges Monneret fue ante todo un motociclista que compitió entre (sorprendentemente) 1928 y 1966, cuando ya tenía 58 años, pero progresó hasta hacerse con el 2º puesto en 350 cc en la última carrera que disputó, en Montlhéry.
Ganador del GP de Francia de Motociclismo en 1936, Monneret participó cuatro veces en las 24 Horas de Le Mans, en 1938, 1939, 1951 y 1956, quedando dos veces segundo.
Su amigo y colega Louis Gérard tuvo una carrera completamente diferente: empresario de máquinas tragaperras, empezó a correr en 1937 porque compró (¡con una gran bolsa de monedas!) un Delage D6-70 y decidió estrenarlo en las 24 Horas de Le Mans, a la edad de 38 años… …y quedó 4º en la general. En los dos años siguientes sería segundo en dos ocasiones, con una casi victoria en 1939.
Lo más curioso es que Gérard aún daría una vuelta de exhibición con el Delage D6 antes de las 24 Horas de Le Mans de 1999. ¡Tenía entonces 100 años!
Imagen en color de Ricardo Grilo