Clásicos • 03 Jan 2023
Siempre me han gustado las berlinas. Las grandes (sí, porque las berlinas pequeñas son demasiado aburridas). ¿Los coches de los tíos? Eso dicen… Pero la división del vehículo en tres compartimentos bien definidos -compartimento del motor, habitáculo y maletero- me sigue pareciendo lo ideal para los turismos. Motor, pasajeros y equipaje, cada uno en su sitio.
El formato sedán es una solución tan ingeniosa que ya lo utilizaban los antiguos carromatos y diligencias del Viejo Oeste. Incluso ha sido adoptado por coches europeos de notable carácter deportivo. Una berlina no tiene por qué “comportarse” como un taxi, como demuestran fabricantes como Alfa Romeo, Maserati, BMW, Aston Martin o Jaguar.
Además, siempre he pensado que el color más apropiado para una berlina es el negro. Una berlina grande de color rojo (que tan bien queda en los deportivos) no suele ser bonita: parece un coche de bombero. ¿Y el amarillo? Sólo para taxis. ¿Blanco? Recuerda a una ambulancia. ¿Gris o plata? Pueden ser bonitos, pero son banales, sin personalidad. El negro confiere a una berlina grande la sobriedad, la elegancia y la majestuosidad que cabe esperar de un coche de esta categoría.
El encanto de las grandes berlinas negras es irresistible. Los coches presidenciales, oficiales, de embajada o incluso de celebridades del mundo del espectáculo suelen ser berlinas. Negros. Transmiten seguridad, autoridad, respeto. Pocos conductores se atreven a “cerrarse” o a tocar el claxon para apartarse del camino de una gran berlina negra en el tráfico.
Hace algún tiempo, la Casa Blanca sustituyó las majestuosas limusinas negras -sedanes estirados, de hecho- que transportaban a los presidentes estadounidenses por gigantescos todoterrenos blindados. Puede que las camionetas sean incluso más seguras o cómodas para los presidentes. Pero no tienen el mismo carisma que las relucientes berlinas negras que recorrían las avenidas de Washington o Nueva York con los hombres más poderosos del mundo a bordo. Una berlina es una berlina.
Fotografías: Eduardo Scaravaglione
Irineu Guarnier Filho es un periodista brasileño especializado en agroindustria y vino, y un entusiasta del mundo del automóvil. Trabajó durante 16 años en un canal de televisión afiliado a Rede Globo. Actualmente colabora con algunas publicaciones brasileñas como Plant Project y Vinho Magazine. Como aficionado a los coches antiguos, ha escrito sobre coches clásicos para blogs y revistas brasileñas, y ha restaurado y coleccionado coches antiguos.