Francesco De Virgilio: el padre del Lancia V6

A diferencia del V6 Busso de Alfa Romeo o del V12 Colombo de Ferrari, el V6 de Lancia nunca llegó a ser conocido por el nombre de su “creador”. Y, sin embargo, habría sido la mayor justicia ver el tan innovador V6 de la marca turinesa asociado a Francesco De Virgilio, a quien el New York Times llegó a llamar el “Leonardo da Vinci del motor V6”.

Francesco De Virgilio nació en 1911 en Reggio Calabria. Se licenció en ingeniería en el Politécnico de Turín en 1936 y se especializó en automoción al año siguiente. A finales de la década, el joven ingeniero que años antes se había maravillado con el Lambda, entra al servicio de Lancia. Poco después, se produjeron dos acontecimientos que marcarían su vida para siempre: conoció a su esposa, Rita Lancia (sobrina del fundador de la marca, Vincenzo Lancia) y fue encargado del proyecto del motor V6.

Con esta nueva arquitectura, la marca turinesa pretendía combatir las vibraciones provocadas por los motores V4 que propulsaban las Lambda, Augusta y Aprilia. Así, durante la Segunda Guerra Mundial, y en un departamento de ingeniería reubicado en Padua (debido al bombardeo de Turín), Francesco De Virgilio comenzó a trabajar en este nuevo motor, previsto inicialmente con un ángulo de 39° (los motores V4 tenían ángulos aún menores), pero que finalmente alcanzó los 60°.

Después de la guerra, su proyecto fue validado por su superior, el gran Vittorio Jano, y fue con este nuevo motor de aluminio con el que se presentó la nueva berlina Aurelia en el Salón del Automóvil de Turín de 1950. Por primera vez, se fabricaría un motor V6 en serie (en 1911, Delahaye ya había producido el Tipo 44 con un motor V6 de 24 CV y válvulas laterales, pero a una escala incomparablemente menor).

De Virgilio también participó en las evoluciones V6, especialmente en el Aurelia Coupé, un icono del gran turismo que destacó en competición: segundo puesto en la general de la Mille Miglia de 1951 (entre un Ferrari 340 America Berlinetta Vignale y un Ferrari 212 Export Spider), ocupando los tres primeros puestos en la Targa Florio de 1952, victoria en el rally de Montecarlo de 1954 con Louis Chiron.

Todavía bajo la dirección de Vittorio Jano, Francesco De Virgilio participó en el diseño del sorprendente D50, para los campeonatos de Fórmula 1 de 1954 y 1955, año en que Lancia fue adquirida por Italcementi, lo que determinó el fin de la actividad de la Scuderia Lancia. Con el apoyo de Fiat, Ferrari recuperó el D50 (que llevaría a Fangio al título en 1956), el stock de piezas y parte del personal (incluido Vittorio Jano). También intentó traer a Maranello a Francesco De Virgilio, que rechazó la propuesta, como había hecho años antes durante la concepción del V6. Hay pocas personas que hayan rechazado dos veces a Enzo Ferrari.

En los años siguientes, Francesco De Virgilio pasó a trabajar en proyectos menos apasionantes, como los motores diesel desarrollados para camiones y autobuses, lo que no le impidió colaborar con la Squadra Corse HF Lancia dirigida por Cesare Fiorio. Se retiró en 1975, pero siguió colaborando con el equipo, participando en el desarrollo del Stratos y del Beta Montecarlo Turbo.

En los años 80, Francesco De Virgilio seguía colaborando con Alfa Romeo. Y cuando, en 1986, Alfa Corse estudiaba un nuevo motor para el nuevo reglamento de Fórmula 1 (sin turbo) y los ingenieros dudaban entre un V8 y un V12, Francesco De Virgilio preguntó: “¿Y si fuera un V10? Algunas comprobaciones y cálculos más tarde, ¡la solución inédita fue aprobada! Es cierto que el motor Alfa Romeo V10 de 3,5 litros nunca llegó al Campeonato de Fórmula Uno (sólo se montó en el 164 ProCar), pero el motor V10 sí estuvo en la Fórmula Uno hasta 2005, con muchas victorias y títulos. Una vez más, Francesco De Virgilio estaba en el origen de un motor innovador, y cuya arquitectura permanecería durante muchos años, dentro y fuera de la pista. La primera vez había sido con el motor V6 Lancia… el “V6 De Virgilio”.