Archivos • 27 Jan 2023

Archivos • 17 Mar 2023
Los 10 objetos de mi vida: Ricardo Grillo
A Ricardo Grillo le hubiera gustado ser piloto de automóviles o pilotar aviones de caza. Y los objetos que colecciona se refieren bien a los sueños que (al menos hasta ahora) han quedado sin cumplir. Pero habiendo nacido en una familia vinculada desde 1936 a la comunicación social, Ricardo Grillo estaba condenado al nacimiento. Por eso, sin sorpresa, trabajó casi siempre ligado al medio, ya sea como comentarista del canal Eurosport, fotógrafo, periodista, técnico de sonido o incluso presentador de radio y webmaster. Mientras tanto, se tomó el tiempo para escribir dos libros sobre dos grandes pilotos de automóviles, y ahora está escribiendo una tercera obra, dedicada a su prueba de elección.
1 – Copa “Vuelta a la Isla de Madeira de 1977”

Un día, después de haber concluido el libro sobre la carrera deportiva de Américo Nunes, el gran campeón se volvió hacia mí y disparó:
“Compañero, el libro está listo y es un buen trabajo. ¡Ahora escoges una copa de mi colección y te la regalo!”
Me quedé sin saber qué decir, intentando rechazar al principio cualquier regalo de esa grandeza, pero Américo Nunes insistió y agregó que solía hacer ofertas así a los amigos.
“¿Qué copa vas a elegir?”
Pensé rápidamente y, teniendo en cuenta el capítulo de apertura, mencioné la “Vuelta a la Isla de Madeira de 1977”.
“¡Es tuya! Vamos ya a buscarla a casa”
Y desde entonces, la copa de la fantástica victoria de Américo y Juan el Bautista figura en una posición destacada en mi comedor, siendo sin duda uno de los objetos emocionalmente más importantes y valiosos que poseo.
2 – Tissot Automatic Navigator

En 1972 se lanzó este Tissot Automatic Navigator, un cronógrafo de movimiento automático y mecánica Lemania 1343 que también era común en los relojes Omega (las tres marcas pertenecían entonces al mismo grupo). Tissot se utilizaba entonces para ensayar futuras tendencias de Omega, lo que justificaría el hecho de que fuera el primer cronógrafo del mundo en presentar las manecillas anaranjadas fluorescentes, que sobresalían sobre la esfera negra, ofreciéndole un aire deportivo hasta ahora inédito – y que luego fue copiado por casi todos los fabricantes de prestigio. Pero lo más importante es que este cronógrafo era de mi padre y que él insistió en dármelo cuando cumplí 30 años. Quizás lo mismo que voy a hacer con mi hijo cuando tenga la misma edad.
3 – Heckler & Koch HK270

Desde muy joven me gustaban los coches, los aviones ferroviarios y las armas de todo tipo. Por eso, cuando terminé el SMO y empecé a ganar algo de dinero, la primera compra importante que realicé fue una carabina semiautomática Heckler & Koch HK270 calibre.22, en un momento en que las reglas eran mucho menos draconianas que en la actualidad. Es decir, me divertí muchísimo en sesiones interminables de tiro al blanco y en las innumerables experiencias que realizaba, como por ejemplo, reventar sandías con munición de punta hueca. Hoy es sólo una pieza de colección, reminiscencia de tiempos que ya no vuelven.
4 – O “dossier”

Cuando era niño, mi tío Armando era parte del equipo de noticias que el Radio Club Portugués enviaba a las 24 Horas de Le Mans. Y todos los años me contaba historias fantásticas y me traía recuerdos inéditos. Una de ellas fue este “dossier”, con las fichas de inscripción de todos los coches que participaron en la edición de 1971. Fichas que prácticamente he memorizado. Por eso, aún hoy esa edición de las 24 Horas sería una de las que más me hubiera gustado ver. Y el “dossier” es uno de los recuerdos relacionados con el deporte automovilístico que preserva con mayor estima.
5 – Libro “Time and Two Seats”

Todas las religiones tienen su libro sagrado. Entre los aficionados de las pruebas de Endurance el libro mágico se llama “Time and Two Seats” y cuenta todo, incluso todo, sobre las pruebas de Endurance internacionales disputadas entre 1953 (inicio del campeonato del mundo) y 1998 (fecha de la edición de la obra). En realidad la obra se divide por dos grandes libros que se vendían juntos. Y, gentilmente ofrecida por Mitó (que obviamente vendría a ser mi Mujer) no solo tengo la obra sino que aún vine a conocer al autor, János Wimfen, un personaje verdaderamente especial, no solo por el raro sentido del humor sino por un conocimiento de la materia, con el tamaño del mundo
6 – Miniatura Porsche 919 Hybrid

Colecciono miniaturas de automóviles a escala 1/43 desde muy joven, habiendo reunido unas anchas centenas de piezas, en su mayor parte representando coches que compitieron en las 24 Horas de Le Mans y/o en el Campeonato Internacional de Constructores (actual FIA WEC). Es por eso que es muy difícil elegir una pieza favorita entre el grupo de las que están en la cima de mis preferencias. Pero este Porsche 919 Hybrid – que representa al ganador de las 24 Horas de Le Mans 2015 – podría ser el elegido, por tres razones:
Marcó el regreso de Porsche a los triunfos en Le Mans, marcó la primera vez que fuimos a hacer los comentarios de Eurosport en vivo del circuito (con mi amigo y compañero João Carlos Costa) y fue el coche más impresionante que vi correr en muchos años de pasión por las carreras. Una mezcla de caza del futuro con “Dragster” del pasado. Impresionante y hermoso de morir. Aquí, expuesto encima de la lista oficial de inscritos de la edición de 2015 (mucho más completa y colorida que la de 1971…)
7 – Avión Mc Donnell Douglas F4B Phantom II

Como escribía el Eng. Eurico da Fonseca, las más bellas piezas de diseño industrial que el hombre creó serán los aviones de caza y los sport-prototipos de Le Mans. Quizás por eso me gustan tanto y los colecciono compulsivamente desde joven. A lo largo de la vida habré montado algunas decenas de aviones, la mayoría de la Segunda Guerra Mundial, pero también algunos aparatos de reacción. En su mayoría sucumbieron por el camino, víctimas de las embestidas de las empleadas de mi madre y de sus temibles plumeros. Sin embargo, terco como soy, en los últimos 20 o 25 años fui reconstruyendo una colección con cerca de 60 ejemplares de aeronaves de diversas épocas, ahora debidamente resguardadas dentro de vitrinas. Entre ellas, tienen lugar los tres únicos aviones que sobrevivieron completos a la difícil vida en casa de mis padres, de los cuales destaco este Mc Donnell Douglas F4B Phantom II que monté en 1977 para una exposición de fin de año en la Escuela Secundaria de la Pared (el tiempo vuela…).
8 – Locomotora

Nací en una casa donde ya existían trenes de Märklin. Por eso toda la vida coleccioné (y jugué) con trenes en miniatura a escala H0. Pero no fue hasta mediados de los 80 que fui capaz de descubrir y empezar a adquirir los modelos que realmente me encantan. Que es como quien dice, las pequeñas locomotoras, vagones y vagones de la Escala H0e, en realidad de la misma escala que los anteriores Märklin, pero reproduciendo material de vía estrecha, normalmente asociado a líneas secundarias, mineras o industriales. Mi verdadera pasión ferrocarril. En la foto, mi locomotora de vapor favorita. No es la más perfecta, ni siquiera es muy exacta en la reproducción (creo que se inspira en un modelo industrial de Orenstein & Koppel) pero creo que es una linda y rueda muy bien en su pequeña línea con 9 mm de ancho.
Al que se suma la ventaja de las maquetas para rodar con este material caben en cualquier lugar…
9 – Fuji GA645

Comencé a fotografiar relativamente temprano, pero apenas comencé a preocuparme verdaderamente por la calidad cuando comencé a colaborar con la revista Casa & Decoración. Así, durante algunos años, buena parte del dinero que ganaba era reinvertido en equipo fotográfico que – además de la función profesional – utilizaba alegremente para fotografiar personas, trenes, barcos, automóviles de competición, aviones y aves (quizás el más difícil) resultando en un archivo con miles de fotos en papel y otras tantas diapositivas.
Una de las máquinas más originales que adquirí fue esta Fuji GA645, que tenía la particularidad de ser la única máquina de mediano formato que existía en la época, con autofocus. Relativamente pequeña y ligera, era la pieza ideal para reportaje profesional y, por eso, me acompañaba siempre que salía de paseo, a la par de la inseparable Nikon F-90X.
10 – Porsche 944 S

Después de haber soñado toda la vida con las producciones de Zuffenhausen y de mucho reflexionar sobre el tema, un día, a principios de la década de 2000, pasé en Sportclasse y supe que tenían para la venta un modelo parecido a uno de los Porsche que desde joven más se movía conmigo. O más exactamente, desde que Jürgen Barth había alineado con su 924 Carrera GTS rojo en el Rally de Monte Carlo de 1982. En este caso no era un 924 sino un 944 de la versión S ya con el motor de 190 CV. Al llegar a casa, comenté el descubrimiento con mi mujer refiriendo el “momento” equivocado. Ella estaba embarazada de nuestro segundo hijo y estábamos en el proceso de adquirir una camioneta Subaru Impreza para encajar la basura suplementaria que se anunciaba. Pero, como siempre, la respuesta de Mitó fue sorprendente: “Olvidémonos de la camioneta. Encajamos todas las cosas en el otro coche. Vamos a cumplir el sueño y comprar el Porsche!”
Y así ganamos un nuevo miembro de la familia y la pieza favorita entre todas las que presentamos aquí. En la actualidad es un clásico de pleno derecho, encontrándose como nuevo y debidamente certificado por el Museo de Caramulo.