Silverstone Interactive Museum, una visita para todos los amantes del mundo del automóvil

El Reino Unido siempre ha merecido un museo dedicado al mundo del motor que represente y honre la historia que el país tiene en este deporte. Desde el final de la colección Donington Grand Prix cerró definitivamente a finales de 2018.

Dos años después, Silverstone, “el hogar del automovilismo británico”, cumplió su vieja promesa de museo y fue inaugurado por Lewis Hamilton y el príncipe Harry, solo para que el mundo se cerrara temporalmente y Silverstone reclamara más de un millón de libras en subvenciones para garantizar que el museo sobreviviera a la pandemia.

Situado cerca de Bridge Corner, es un edificio como todos los demás, pero destaca por el jardín que hay en su parte trasera. Al subir los escalones del atrio, hay suspendido un Mercedes-Benz F1 W07 Hybrid de 2016 y, los fines de semana de carreras, se pueden ver los coches a lo lejos frenando a fondo en Brooklands y luego dando tumbos y derrapando en Luffield. Una distracción ideal mientras los visitantes esperan a que se abran las puertas.

Se trata de un museo que destaca por la parte “interactiva” de su nombre. Donde Donington comprendía una amalgama impresionante pero totalmente estática de coches de carreras y vehículos militares, el museo de Silverstone es una experiencia moderna.

Sus fundadores saben muy bien que la historia de Silverstone no comenzó en 1950, cuando aquí se iniciaron las carreras del Gran Premio Mundial, ni en 1948, cuando 100.000 personas participaron en el primer Gran Premio de Gran Bretaña, ni siquiera en 1947, cuando un granjero, en un fin de semana tranquilo, permitió que algunos pilotos aficionados corrieran en su propiedad.

Entre todos los aspectos históricos de Silverstone, el museo alberga también objetos fascinantes, como formularios de inscripción en las carreras de los principales protagonistas, invitaciones a cenas y menús de actos conmemorativos, además de trofeos y carteles anteriores a la creación de Silverstone como circuito.

En la planta baja, después de que los visitantes hayan examinado exposiciones prácticas como una réplica del coche del Gran Premio ERA y una recreación del famoso “pub” del pueblo que acogió a pilotos de la talla de Graham Hill y James Hunt, las cosas van aún más lejos.