Archivos • 19 Fev 2023
Si 1961 es el año de la construcción del muro de Berlín, también es el año en que se inicia el desarrollo del símbolo de su caída: el Trabant P601.
A principios de la década de 1960, los dirigentes de Sachsenring (la marca que fabrica el modelo Trabant, de ahí la “S” en el capó) comenzaron a reflexionar sobre una evolución del Trabant P50, lanzado en 1957. Nada muy significativo: para ellos, modernizar las líneas y el motor (desarrollado aún antes de la guerra) será ciertamente suficiente para aguantar unos años más… que serán décadas.
La presentación del Trabant P601 se realiza en marzo de 1964. La carrocería sigue siendo de fibra Duroplast y sus líneas son sobre todo una gran evolución del modelo anterior, el P60, que entretanto fue lanzado en 1962. El motor también es familiar, se trata del mismo 2 cilindros 2 tiempos, 594 cm3 de 23 caballos, y que prescinde de cualquier bomba de combustible, gracias a la colocación del depósito en posición más alta en relación con el motor. ¿Por qué una bomba cuando tenemos la gravedad? Por cierto, también dispensa bomba de aceite (mezclado en el combustible), válvulas, radiador…
Estas características no son totalmente opciones técnicas libremente elegidas por los ingenieros; es más bien un automóvil diseñado con los medios posibles, pues la opción por el Duroplast y la reducción al máximo de piezas mecánicas, se deben mucho a la escasez de materia prima (a partir del acero) que se hace sentir en entonces Alemania del este.
El Trabant corresponde, en cierto modo, al Volkswagen occidental, el automóvil popular por excelencia. Pero pocos alemanes de la entonces RDA pueden adquirir un Trabant, ya que el precio es bastante alto para el poder adquisitivo. Los 1000 Ostmarks anunciados son en realidad el precio del vehículo sin condiciones para circular (sin asientos, cinturones de seguridad, volante e incluso ruedas…), siendo que, añadiendo los “extras”, el precio final está más cerca de los 8500 Ostmarks. Y los interesados, dispuestos a pagar ese precio, aún tienen que esperar cerca de 10, 15 años o más, hasta poder ir de vacaciones en su “Trabi”, en particular, debido al proceso de fabricación Duroplast, particularmente prolongado.
A pesar de la carrera bastante prolongada, el Trabant no tendrá grandes evoluciones. En 1965 surgen la versión H con embrague Hycomat y la camioneta Universal. En 1968, el cambio de carburador hace aumentar la potencia para 26 caballos, en 1974 se moderniza el tablier, acabando incluso por surgir una versión más “burguesa”, denominada “S de Luxe”, a finales de la década de 70. Una versión 800 RS, con motor de 771 cm3 llega a ser construida para pruebas en Europa del Este, en 1986.
El 9 de noviembre de 1989, es la caída del muro de Berlín, marcando el fin de una era y el comienzo de otra. Los Scorpions cantan el “Wind of change”, que va soplando en Alemania y en los países situados más allá del telón de acero. Trabant, con su concepción arcaica, no resiste estos nuevos tiempos. Volkswagen todavía intenta dar una ayuda a través del motor 4 cilindros 1.1 del Polo, pero nada impide el final del Trabant, demasiado asociado al régimen derribado.
Ironía de la historia, el Trabant, símbolo del comunismo, se convierte rápidamente en un icono recuperado por el capitalismo. Al igual que el beso entre Brezhnev y Honecker (respectivamente dirigentes de la URSS y de la RDA), Trabant inspira la cultura pop y la moda. Es utilizado por U2 para promocionar el álbum Achtung Baby e incluso se convierte en estrella de cine en la película Go Trabi go.
Hoy en día, es considerado como uno de los peores automóviles jamás producidos. Estéticamente, técnicamente e incluso históricamente, Trabant puede ser considerado como un automóvil de mala memoria. Pero es precisamente su protagonismo en la historia y esa etiqueta de “patito feo” que lo han hecho un icono bastante buscado.