Archivos • 05 Jan 2023
Desde que recuerdo que la atracción por los rallys es ineludible y capaz de generar tal motivación que, como ocurre con muchos que leerán mis palabras, cientos de kilómetros se hacen sin reflexión, o no fuera tal el ansia de quedar empolvado, de sentir el apremiante olor a goma quemada y de vislumbrar un cualquier automóvil a alta velocidad en un fino equilibrio entre control/descontrolo teñir la vertiente mixta de pasión/sueño.
Tal vez la adición de la mencionada pasión con recuerdos joviales de una infancia con miniaturas a escala 1:43 ha contribuido a una marca tan vivaz, particularmente por la asociación de cualquier automóvil de competición mítico con los colores de los patrocinadores que se le unieron: es imposible disociar un 037 Rally de Martini o Alitalia, un Metro 6R4 de Rothmans, un Subaru de 555 o un Mitsubishi de Marlboro. Es precisamente en el último en el que me concentro, y en las victorias de Tommi Makinen a los mandos de las diversas generaciones de Lancer Evolution en el mundial de rallies con Ralliart, con la tal decoración de Marlboro que, como niño, tanto apreciaba, por las manos del hombre que fundó el equipo y que elevó a Mitsubishi a la cima del deporte motorizado.
Vida y Carrera
Andrew Cowan nació el 13 de diciembre de 1936, y querría el destino que, en la pequeña ciudad de Duns, se hiciera amigo de Jim Clark desde temprano, también un joven agricultor. Según recuerda Cowan: “Apenas ambos tuvimos capacidad, adquirimos nuestros primeros automóviles. Conducíamos por los campos y por todas las carreteras sinuosas que había por aquella zona, donde prácticamente no circulaban automóviles en aquellos días. Ciertamente esos momentos ayudaron en lo que fue el refinar de nuestras capacidades, dándonos ventajas que otros pilotos no tenían.”
Durante la década de 1950, ambos fueron muy activos en el Berwick and District Motor Club, pero en lugar de la atracción de Clark por la competición en monolugares, Cowan tomó preferencia por la competición en pisos de tierra, acabando por hacer el RAC Rally de 1960 como su primera prueba, donde terminaría en 43º de 200 participantes con un Sunbeam Rapier, Rapier este que era también su automóvil de día a día.
Impresionado por su éxito (y motivado por el estado en que Rapier había quedado después de la prueba), el padre de Cowan lo reemplazaría por un Rapier Mark II, más reciente y con más potencia. Este momento sería clave para lo que fue la vida y carrera de Andrew Cowan, habiendo sido con este segundo Rapier que Cowan ganaría el Rally de Escocia de 1962, un logro más tarde declarado por el propio como el momento más alto de su carrera.
Al año siguiente revalidaría el título, y sería contratado por Rootes Group como piloto, pero no antes de ganar el Tour de Francia en 1964 con un Ford Mustang en la compañía de Peter Procter, demostrando su polivalencia. En su primera prueba por Rootes sería co-piloto de Keith Ballisat en un Hillman Imp en el Rally de Monte Carlo de 1964, una combinación algo improbable por la insatisfacción de Ballisat con la rapidez de las notas de Cowan y por la insatisfacción de Cowan por considerar a Ballisat lento en las especiales.
Al igual que Jim Clark, Cowan también tenía un gran aprecio por las pruebas en circuito, de tal forma que en 1965 participaría en su primer Driver’s Meeting en Ingliston, donde terminaría en la segunda posición. Tal actuación llamó la atención de David Murray, propietario de la Ecurie Ecosse, lo que llevaría a Cowan a competir con los Tojeiro-Buick y Tojeiro-Ford Coupés de su equipo, destacándose una victoria en Silverstone al año siguiente.
Por la maestría demostrada, su buen amigo Jim Clark convenció a Colin Chapman a dar a Cowan una oportunidad en un monolugar, al caso un Lotus de Fórmula III. Ambos acordaron que Cowan era adecuadamente rápido, pretendiendo que integrara los cuadros de Lotus. Sin embargo, y después de su segunda prueba en Goodwood, Cowan decide que los monolugares no eran lo que deseaba, rechazando la invitación de Colin Chapman y concentrándose en los rallys.
Extremadamente apto en la relación velocidad/mantenimiento mecánico, era también un verdadero piloto de equipo, como demostrarían sus acciones en el Rally RAC de 1972 en que permitiría a Roger Clark vencer tras ceder una de las llantas equipadas en su propio Escort RS1600 en la etapa final.
Tras establecerse como piloto profesional, Cowan logró múltiples éxitos con Rootes y posteriormente con Mitsubishi, por quien firmó un contrato a finales de 1972. Además de sus dos victorias en el Rally de Escocia, Cowan ganó las dos primeras maratones de rally entre Londres y Sydney en 1968 (unos 17.000 kilómetros a través de Afganistán, Bombay, y un viaje en barco a Australia para hacer la conexión Perth-Sidney) con Colin Malkin y Brian Coyle en un Hilman Hunter y en 1977 (unos 30.000 kilómetros) con Malkin y Mike Broad en un MercedesBenz 280E, cinco Southern Cross Rallies consecutivos entre 1972 y 1976 con Mitsubishi Lancer (lentos, pero viables según Cowan), el Bandama Rali de Costa de Marfil de 1977, y el rally más largo del mundo (más de 32000 km), el South American Rally Marathon en 1978. Fue también muy competitivo en el Rally Safari donde alcanzó por cuatro veces un top 4 en cinco años y en el Paris-Dakar, en el que participaría nueve veces, alcanzando como mejor resultado un 2º lugar en 1985. Se retiró de la competición en 1990.
Por sus logros en 1977 y por la noción general de que era el mejor piloto británico de rallies de larga distancia, recibiría el premio de Piloto del Año por la Unión Británica de Periodistas Automotrices, el premio memorial Jim Clark por “hechos extraordinarios por un piloto escocés” y el trofeo John Cobb por el Club de Pilotos Británicos por “extraordinario éxito por un piloto británico”.
Relaciones Nipónicas
Por la excelente relación que tenía con Mitsubishi, Cowan fue capaz de convencer al fabricante japonés para que fundara su propio equipo europeo. En 1983, Cowan fundó Andrew Cowan Motorsports (ACMS) con apoyo de Mitsubishi y base en Rugby, Inglaterra, acabando por convertirse en Mitsubishi Ralliart Europe. El éxito del equipo en el Campeonato Mundial de Rallys con Cowan como Director General sería incuestionable (sobre todo si consideramos el apretado presupuesto del equipo)con Tommi Makinen logrando 22 victorias en rallies entre 1996 y 2001 y cuatro títulos de pilotos consecutivos entre 1996 y 1999 y con Mitsubishi ganando el campeonato mundial de constructores en 1998: un dominio en el WRC como Grupo A. Fue también Cowan quien concedió la primera oportunidad al futuro campeón del mundo (2001) Richard Burns en el Mundial de Rallys, con el Británico ganando el Rally Safari y el Rally de Gran Bretaña en 1998, en una estancia de 3 temporadas con el equipo.
En 2003 Mitsubishi Motors tomaría el control definitivo del equipo, con Cowan manteniéndose como Consejero Interno hasta su retirada, con 69 años de edad, regresando a su tierra natal donde volvería al oficio que lo vio crecer.
En su granja, y con la permanencia de su pasión por el deporte motorizado, Cowan construiría un museo donde es posible visionar algunos de sus automóviles ganadores así como múltiples piezas de memorabilia. A pesar de la existencia del museo, existen también vehículos de Andrew que fueron vendidos, destacándose uno de los Mitsubishi Lancer con que ganó el Southern Cross Rally. Ahora en posesión de Bob Watson, éste recuerda vivamente el momento de la compra del automóvil, en que Andrew insistió en que sólo vendería el automóvil si éste fuera acompañado del trofeo, pues ciertas cosas son indisociables.
La pasión de Cowan era tal que en septiembre de 2008, y ya con 74 años de edad, participaría en el Colin Mcrae Forest Stages Rally en memoria del mítico piloto escocés, fallecido un año antes, así como marcaría presencia en la apertura del Museo Jim Clark en septiembre pasado, una presencia crucial en el homenaje al fallecido piloto y amigo cercano.
Cowan moriría el pasado 15 de octubre por enfermedad prolongada, quedando el desahogo de que el deporte automovilístico sin el Sr. Ralliart. Una de las primeras voces audibles acerca de lo sucedido fue Makinen, confidenciando la enorme influencia de Cowan en su carrera no solo como piloto, sino también actualmente como gestor de la Toyota GRMN, y añadiendo la relación cercana que mantenía con Cowan hasta el presente.
Andrew Cowan nunca intentó alabar su nombre, pero sus esfuerzos en favor del deporte automovilístico en general y del rally en particular lo han convertido en un verdadero icono y en un embajador del deporte del motor para Escocia.