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Los automóviles y las Exposiciones Universales: La Expo 67 en Montreal
Por Marco Santos
La Expo 1967 es un caso curioso en la historia de las exposiciones tuteladas por el Bureau International des Expositions, primero porque originalmente tenía que haber sido realizada en Moscú y segundo porque posee números récord de entradas, que no han sido superados hasta hoy (más de 50 millones de visitantes).
La URSS había confirmado años antes la organización de la Exposición Universal de 1967 con el fin de celebrar los cincuenta años de la Revolución de Octubre y demostrar la validez y fuerza del poder soviético, sin embargo en 1962 se retira-si del proceso, posiblemente motivada por el aumento de la tensión de la llamada Guerra Fría. De esta forma en noviembre de 1962 los miembros del BIE se reunieron y resolvieron asignar la organización de la Expo 67 a Montreal.
La exposición con el tema El Hombre y su Mundo conmemoraba también los 325 años de la fundación de la ciudad y el centésimo aniversario de la creación de la confederación canadiense, habiendo transcurrido entre el 28 de abril y el 29 de octubre. Entre los pabellones temáticos existía un titulado de Man the Producer que exploraba la relación de la humanidad con los recursos existentes en el planeta. El área expositiva de este pabellón se subdividía en tres secciones, Recursos para el hombre, Progreso y Hombre en el control.
Es precisamente para los contenidos del Progreso que la organización de la exposición plantea, nueve meses antes de la apertura de la exposición, el desafío a Alfa Romeo de crear un vehículo para figurar en el pabellón. En el pedido los organizadores piden a la marca italiana “la mayor ambición del hombre moderno en términos de automóvil”, o sea, un producto que representara lo que de mejor se hacía en el sector y tuviera soluciones de diseño y técnicas de vanguardia y, por último, que fuera posible su puesta en producción sin grandes modificaciones con respecto al presentado.
Alfa Romeo con un plazo tan apretado para la entrega del vehículo no tuvo tiempo para desarrollar una nueva plataforma y motorización, por lo que optó por una solución ya existente, entregando así a la Carrozzeria Bertone el chasis de un Giulia Sprint GT con un motor 1600 TI de doble árbol de levas con 90 cv para que el carrocero se ocupara de las cuestiones de diseño. En los cuadros de Bertone en ese momento estaba Marcello Gandini que en los años 1965/66 había trabajado en el desarrollo de vehículos como el Lamborghini Miura, Porsche 911 Roadster o Jaguar FT, y también le fue entregado la jefatura de este proyecto. El resultado fue un elegante coupé que se destacaba por sus aberturas en el pilar C y por los faros parcialmente cubiertos por pequeñas rejillas abiertas en la carrocería. Solo se produjeron los dos prototipos que figuraron en la Expo 67 en una sala llena de espejos que daban una sensación de infinitud.
La respuesta del público y de la prensa al coupé fue muy positiva, lo que hizo que la marca de Arese considerara la producción del modelo, hecho que vendría a suceder a partir de 1970, ya con la denominación oficial de Montreal, pues los prototipos presentes en la Expo aún no ostentaban ninguna designación oficial. En esta “segunda vida” el Montreal sufrió algunas alteraciones y pasó a adoptar un motor de 2.6 litros V8 derivado del Tipo 33 de competición, lo que aún aumentó el aura alrededor del modelo.
Uno de los prototipos de la Expo 67 se encuentra actualmente expuesto en el Museo Storico Alfa Romeo en Arese y el otro en las reservas a la espera de una merecida restauración.