Hans Herrmann: La historia de un sobreviviente

Competicion 17 Abr 2023

Hans Herrmann: La historia de un sobreviviente

Por Bruno Machado

El Mercedes W196 y el Porsche 917 son dos iconos de dos épocas diferentes del automovilismo. ¡Sin embargo, Hans Herrmann (otro icono) tuvo la suerte de pilotar los dos! Pero no fue por eso que ganó el apodo de “Hans im Glück” (“Hans el afortunado”)…

Premonición o mera coincidencia, fue en la ciudad de Stuttgart donde nació Hans Herrmann, el 23 de febrero de 1928. Después de debutar en 1952 al volante de un Porsche 356 A 1500, y tras un buen desempeño en las Mille Miglia, Huschke von Hanstein, jefe del departamento de competición de Porsche, decidió apostar por este novato para las 24 Horas de Le Mans de 1953. La apuesta resultó acertada, pues el ex-aprendiz de pastelero acabó haciendo las delicias de su empleador al terminar la prueba en el 2º lugar de la categoría 1500cc al volante de un 550 Coupé. A continuación, fue Alfred Neubauer quien decidió apostar en Herrmann, para el equipo de Fórmula 1 que estaba entonces constituyendo para disputar la temporada de 1954…

Así, al volante del Mercedes-Benz W196, al lado de pilotos como Juan Manuel Fangio y Karl Kling (Stirling Moss se uniría al año siguiente), Herrmann conquistó el que será su único podio en la Fórmula 1, en el GP de Suiza. Paralelamente, y con más éxito, continuó con Porsche en pruebas de resistencia, venciendo su categoría en la Carrera Panamericana y en las Mille Miglia. Durante esta última, se hizo famoso el momento en que, acercándose a un paso de nivel y sin poder contar con frenos eficientes, Herrmann golpeó el casco de su copiloto (Herbert Linge) para que éste bajara la cabeza y así pasar por debajo de las barreras. ¡Se escaparon por los pelos de un choque con el tren que vino después! La suerte de Herrmann, sin embargo, tendría contornos más trágicos en la época siguiente.

En 1955, el programa de Herrmann era completamente por cuenta de Mercedes-Benz, con el W196 y con el 300 SLR. Pero durante las pruebas del Gran Premio de Mónaco de Fórmula 1, Herrmann sufrió un violento accidente, que lo obligó a una larga convalecencia, alejándolo de las competiciones, en particular las 24 Horas de Le Mans, en que fue sustituido por Pierre Levegh. Murió en la tragedia de Le Mans, que mató a más de 80 espectadores.

Recuperado, Hermann regresó a las carreras, conquistando victorias de categoría como las 12 Horas de Sebring de 1956 (6º en la general), junto con su amigo Wolfgang von Trips, al volante de un 550 Spyder o las 24 Horas de Le Mans de 1958, con Jean Behra, al volante de un 718 RSK Spyder, y aún, victorias en la clasificación general en 1960, en la Targa Florio y en las 12h de Sebring, al volante de un 718 RS 60.

Por el medio, disputó aún, algunas pruebas de Fórmula 1, al volante de un Maserati 250F (del equipo privado de Jo Bonnier), BRM (con el cual tuvo un aparatoso accidente en 1959, en el circuito de Avus, y que solo no fue fatal por milagro!)Terminó su carrera en la disciplina con Porsche en 1961.

Después de pasar por Abarth, por la que disputó varios campeonatos de montaña, Hans Herrmann regresó a Porsche en 1966, reiniciándose así una colaboración con el objetivo de alcanzar victorias en la clasificación general (comenzando por las 24 Horas de Le Mans) y el título en el campeonato de resistencia. Los 906, 910, 907 y 908 serían pasos que culminarían más adelante con el monstruoso Porsche 917 (Herrmann recordará más adelante: “el coche es que nos conducía, y no al revés”).

Las 24 Horas de Le Mans de 1970 también fueron sin duda el punto más alto de la carrera de Hans Herrmann. En la mañana del domingo, el Porsche 917 que compartía con Richard Attwood, pasó a la cabeza de la prueba… para nunca más soltarla! Después de la edición “hollywoodesca” de 1969, en que la victoria le escapó por escasos 120 metros frente al GT 40 de Jacky Ickx, el primer lugar alcanzado en esta edición de 1970 (que sirvió de escenario para la película “Le Mans”, de Steve McQueen), constituía una verdadera revancha. Por su parte, Porsche celebraba su primera victoria en las 24 Horas de Le Mans.

Pero esta fiesta también sería una fiesta de despedida. Ahora con 42 años, después de una carrera llena de éxitos y habiendo sobrevivido a la época más mortífera de la historia del automovilismo, Hans Herrmann se retiraba de las competiciones, cumpliendo así una promesa hecha a su esposa. Con esta victoria (entre tantas otras), Herrmann demostró ser más que Hans el afortunado. También era Hans el talentoso.

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