Los automóviles y las Exposiciones Universales: La Expo 92 en Sevilla

Las exposiciones universales surgieron a mediados del siglo XIX como resultado de las innovaciones tecnológicas traídas por la revolución industrial y la necesidad de que las grandes naciones muestren su poderío tecnológico y financiero. La primera muestra de este tipo fue la Great Exhibition of the Works of Industry of All Nations de 1851 realizada en el Crystal Palace de Londres, habiendo sido sucedida por numerosas grandes exposiciones en Europa y América, generando de esta forma una desarticulación y competencia entre eventos.

En 1928 fue creado el Bureau International des Expositions (BIE) que pasó a funcionar como entidad reguladora de las Exposiciones. Esta institución intergubernamental creó mecanismos de regulación para garantizar la calidad y la transparencia de las exposiciones, pasó a gestionar las solicitudes de los países y la programación de los eventos y asesorar la realización de éstos ante los organizadores.

Toda esta evolución de las muestras universales fue acompañada por el surgimiento de la industria del automóvil y su consecuente crecimiento a lo largo del siglo XX, siendo ésta uno de los símbolos de la capacidad realizadora del ser humano, así como uno de los sectores en los que la innovación tecnológica está siempre presente.

Avanzando hasta 1992, Sevilla celebra los 500 años de la llegada de Colón a América con la última exposición universal del siglo XX realizada entre el 20 de abril y el 12 de octubre (todavía hubo la Expo 98 en Lisboa, pero esta entra en otra categoría definida por el BIE)pero a pesar del fuerte componente histórico que envolvía el acontecimiento, uno de los factores que marcó el evento fue la demostración de las más recientes tecnologías de comunicación y claro está el futuro de los transportes.

Aunque el patrocinador oficial del evento en el ramo automovilístico es Ford España, teniendo la marca derecho a día de honor con una demostración de su gama en el mercado español y de otros modelos emblemáticos, así como momentos musicales, ¡Una de las estrellas de la Expo 92 fue un Citröen!

Presentado en el pabellón de Francia el Concept car Citela era una propuesta de movilidad eléctrica de características modulares, a fin de adaptar diferentes carrocerías según la necesidad del usuario, operación que según la marca podría hacerse en algunos minutos. En la versión presentada el Citela era un pequeño automóvil de 2,96 metros de longitud y solo 790 kg, pensado especialmente para desplazamientos urbanos.

La motorización eléctrica de 72 voltios tenía una potencia de 20KW (unos 26,8 CV) capaces de propulsar el vehículo a una velocidad máxima de 110 km/h, con una autonomía anunciada de unos 210 km a una velocidad media de 40 km/h. Al igual que los modernos tranvías este Concept ya poseía la capacidad de carga rápida y la posibilidad de cargar en una toma de casa, tardando en esta última opción unas 8 horas hasta quedar completa. Para una mejor gestión de la capacidad de la batería este vehículo ofrecía la capacidad de elegir tres modos diferentes de conducción y una pantalla donde mostraba la autonomía, velocidad y otras informaciones habituales en un automóvil y ofrecía también consejos de conducción al usuario.

La marca, a pesar de no haber invertido en su producción, probó el vehículo exhaustivamente y garantizó que el motor eléctrico no ofrecería problemas por un kilometraje superior a 100000 km. El carácter innovador del CitelaLo más destacado fue haber expuesto un ejemplar en el Pabellón de la Energía de la Exposición Universal de Sevilla, ubicado en la Plaza del Futuro, anunciando la viabilidad de la movilidad eléctrica para el futuro. Este pabellón temático fue uno de los más visitados de la Expo habiendo alcanzado casi 2 millones de entradas en los seis meses de la muestra y uno de los más queridos del público por la interactividad y contenidos de la exposición allí patente, donde figuraba hasta el ejemplo de una línea robotizada de producción automóvil.

Tras la Expo el Concept car Citröen Citela volvió de nuevo a las instalaciones de la marca en Francia, habiendo estado varios años guardado y conservado en el conocido Conservatoire de Citröen. En 2017 la empresa decidió vender 65 ejemplares de su colección, estando en ese lote este curioso vehículo, que fue adquirido en una subasta organizada por la Leclere-Maison de Ventes por el valor de 13000 euros.