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Competicion • 25 Abr 2023
La 18ª edición de las 500 Millas ACP ha vuelto a difundir su encanto en la N2
La Ruta Nacional 2 recibió el pasado sábado la 18ª edición de las 500 Millas ACP, una de las mayores pruebas de Regularidad histórica en la Península Ibérica, que llevó a 65 equipos a recorrer la conexión entre Faro y Chaves. La prueba del ACP Clásicos se extendió por 740 kilómetros y 16 horas, en una maratón de historia y resistencia.
Cada año, las 500 Millas ACP son un desafío para decenas de equipos, los comandos de automóviles producidos entre los años 50 y 70 del siglo pasado. En la edición de este año estuvieron en prueba 65 ejemplares clásicos, en una maratón que atravesó Portugal continental de sur a norte, entre Faro y Chaves, en un recorrido por la Carretera Nacional 2 que totalizó 740 kilómetros.
El llamamiento de las 500 Millas ACP ha vuelto a atraer a diferentes generaciones, pues en el pelotón abundaron los casos de padres e hijos, de abuelos y nietos, unidos por el gusto de los clásicos y de las pruebas de Regularidad. Ejemplo de ello fue Ricardo Seara Cardoso, navegado por su padre, Carlos Seara Cardoso, en un hermoso Bond Team GT, ejemplar construido en 1971 por un pequeño fabricante inglés.
Además de varios modelos históricos de Porsche, Jaguar, Mercedes-Benz o Alfa Romeo, las 500 Millas ACP también tuvieron tres Alpine A110, un raro AC Aceca de 1960, un Fiat 600 Derivazione Abarth 750 (1959), o un Austin Healey de 1954, el automóvil más antiguo en competición.
Los equipos se concentraron en Faro, en la tarde del viernes, para las verificaciones, con el primer concursante a arrancar de la ciudad del Algarve a la mañana siguiente, a las 06h01. Se siguió la travesía del territorio continental portugués, en un periplo que pasó por Ferreira do Alentejo, Mora, Abrantes, Sertã, Tondela, Lamego y Santa Marta de Penaguião. Por el medio, la caravana hizo una parada en Constancia, en el distrito de Santarém, donde máquinas y pilotos pudieron recuperar energías para la segunda mitad de la maratón.
Durante la tarde, la caravana se detuvo en la pintoresca presa de Aguieira, que precedió a la última sección, con los 218 kilómetros finales, rumbo a Chaves. La llegada a la histórica ciudad transmontana ocurrió ya de noche, después de las 22h00, culminando una competición con 19 clasificaciones de Regularidad, con los equipos divididos en tres categorías (dependiendo del año de fabricación de los automóviles).
Emoción hasta el último kilómetro
A pesar de ser una prueba de más de 700 kilómetros, la discusión por los primeros lugares en cada categoría fue muy reñida, lo que demuestra la calidad y la preparación de los equipos.
Sancho Ramalho y António Caldeira ganaron la Categoría G y fueron también la formación que menos penalizó en todo el recorrido, con un Alfa Romeo 2000 GTV. A escasos 3,5 puntos quedaron Ricardo y Carlos Seara Cardoso, en el Bond Equipo GT, en un duelo que generó incertidumbre incluso hasta la entrada en Chaves, hasta que Miguel Ferraz de Menezes y Rui Rola Martins también quedaron a solo 7,5 puntos del vencedor, en un Alfa Romeo Junior Zagato.
En la categoría F, Pedro Manso Pires y Luís Caetano (Austin Mini Cooper S) recibieron en Chaves el trofeo del primer lugar, pero Carlos Brízido y António Costa (Porsche 911 E) quedaron a solo 5,2 puntos, con Pedro Black y Suzana Freire D’Andrade (Volvo 122-S) completando los asientos del podio.
Ya en la Categoría E, reservada a los automóviles más antiguos, los Jaguar Mk2 monopolizaron las primeras posiciones, con el triunfo de Pedro Carregosa y Ekta Sureschandre, delante de Frederico Valsassina y Vasco Mendes, mientras que el Porsche 356 de Fernando Carpintero Albino y Xavier Albino estaba justo detrás.
Para Luís Cunha, secretario general del ACP Clásicos, la competitividad de la prueba y la resistencia de máquinas y pilotos fueron los grandes relieves de esta 18.ª edición de las 500 Millas ACP. “Afortunadamente, seguimos teniendo una parte significativa de nuestro pelotón compuesto por automóviles de los años 50 y 60, pero vemos también coches cada vez más bien preparados y equipos con un gran nivel deportivo. Se han registrado muy pocos fallos mecánicos, lo que es destacable en un recorrido de 740 kilómetros realizados en un solo día. Cruzar la Carretera Nacional 2 es siempre un desafío especial, por la diversidad de paisajes y por el atractivo de la conducción”, afirmó Luís Cunha.