“Only Watch”: Frederique Constant y Christiaan van der Klaauw crearon una creación cósmica única

Desde hace 35 años, Frederique Constant materializa la filosofía de producir relojes suizos de lujo a un precio justo, una ecuación considerada imposible de resolver, hasta que los fundadores de la empresa, Aletta y Peter Stas, lograron materializarla. Su perspectiva cobró fuerza, con la ayuda de decenas de relojeros, diseñadores y artesanos que trabajan juntos en Ginebra, en la Manufactura Frederique Constant.

Niels Eggerding fue uno de los pilares de esta trayectoria. Primero, fue director comercial, luego director administrativo, y ahora CEO del Grupo Frederique Constant. A lo largo de su recorrido, contribuyó a establecer una reputación internacional y el estatus de marca de prestigio. Durante casi un cuarto de siglo, Pim Koeslag trabajó a su lado para desarrollar más de 30 calibres Manufacture, incluyendo el primero lanzado en 2004.

Transición

Hace unos meses, Pim Koeslag asumió el mando de Christiaan van der Klaauw. Como muestra de la larga amistad entre Suiza y los Países Bajos, las dos casas relojeras aprovecharon al máximo la transferencia para compartir sus conocimientos. No para producir una colección, sino para una pieza única, en beneficio de una causa querida a Frederique Constant: Only Watch. Esta subasta se realiza cada dos años desde 2003 bajo el patrocinio del príncipe Alberto II de Mónaco y todos los ingresos revierten a la Association Monégasque Contre les Myopathies, una institución dedicada a la investigación sobre distrofia muscular; Frederique Constant apoya la iniciativa desde 2005.

Estrenos absolutos

La colaboración excepcional resultó en una pieza de excelencia, con el “Tourbillon Planetarium Only Watch 2023”. Es el primer torbellino de Frederique Constant Manufacture en tener un planetario – y la primera pieza de Christiaan van der Klaauw de este tipo, en presentar un torbellino. También es la primera vez que un reloj Manufacture Frederique Constant tiene una esfera aventurina – o incluso una caja de platino de 42 mm, diseñada específicamente para el modelo en cuestión. Además, es la primera vez, desde el inicio de la empresa, que un Frederique Constant combina la presentación del mes y la fecha, usando punteros en un único contador. En total, son cinco estrenos en un reloj – y solo un ejemplar será producido. Un hecho sin precedentes en la historia de Frederique Constant.

Un planetario majestuoso

El “Tourbillon Planetarium Only Watch 2023” no oculta nada: muestra con orgullo las dos principales complicaciones en el fondo cósmico de la esfera aventurina. El planetario, diseñado por Christiaan van der Klaauw, ocupa un lugar privilegiado a las 12. Fue el propio Christiaan van der Klaauw quien creó el primer modelo, hace más de 40 años, en 1982, antes de producirlo en miniatura para un reloj en 1999. Desde entonces, la empresa se ha especializado en la producción de relojes con complicaciones astronómicas, perfeccionando constantemente el planetario hasta llegar a la versión ahora presentada, que sigue siendo el planetario mecánico más pequeño del mundo.

El sistema heliocéntrico reúne seis discos en movimiento en el mismo plano, cada uno con su propio planeta, completando la órbita alrededor del Sol en tiempo real: Mercurio (88 días), Venus (225 días), Tierra (365 días), Marte (687 días), Júpiter (12 años) y Saturno (29 años). Esta hazaña, que implica períodos de tiempo tan largos, requiere que algunos de los mecanismos utilizados funcionen a un ritmo increíblemente lento. El propietario tendrá que esperar casi treinta años, para ver Saturno completar una órbita completa.

La circunferencia del planetario indica los ángulos de rotación de 0° a 360°, y los signos estelares relevantes para cada sector, calibrados en relación a la posición relativa de la Tierra. Los colores de los planetas usan la paleta Only Watch 2023 – permaneciendo, al mismo tiempo, fieles a los tonos de los cuerpos celestes.

La parte superior de las complicaciones y acabados

El Tourbillon Manufacture a las seis fue diseñado, montado y finalizado por Frederique Constant en la fábrica de Ginebra, integrado en un movimiento acabado a mano. Con la ayuda de herramientas e instrumentos tradicionales, dos relojeros realizaron, durante semanas, el meticuloso trabajo de acabado de cada componente, utilizando, entre otras cosas, una lima para biselar, y un martillo y un punzón para perforar. Un solo puente requería dos o tres días de trabajo.

Los flancos están rizados y dibujados a mano, y todos los componentes están decorados en ambos lados, incluso los que no son visibles a simple vista. Pero, por lo que se ve, Frederique Constant trabajó hasta el más mínimo detalle, incluyendo los tornillos de cerradura pulidos. Esta es una técnica de pulido de diamante particularmente difícil, sobre una chapa de zinc. Una vez pulidos, el acabado de los tornillos cambia de acero a negro, dependiendo de la luz, creando un contraste siempre único de acuerdo con la orientación de la esfera. El movimiento tiene alrededor de cuarenta tornillos como estos, y se tarda unos 40 minutos para pulir y biselar manualmente cada uno.

El equilibrio de una composición inédita

En el lado de la esfera, las dos complicaciones reunidas aquí, por primera vez, se complementan con dos contadores situados en ambos lados, resultando en una armonía visual perfecta: el binomio día/mes a las 9.00 horas y los respectivos logotipos de Frederique Constant y Christiaan van der Klaauw a las 3.00 horas, con la inscripción “Only Watch Pièce Unique”. El texto en el contorno circular del torbellino anuncia con orgullo la asociación: “Frederique Constant X Christiaan van der Klaauw”.

Para el fondo de la caja, Frederique Constant ha creado una decoración específica para el puente automático: una grabación artística en miniatura, hecha a mano en un estilo más figurativo y abstracto. Simbólicamente, el Sol ocupa su lugar en el centro de la composición (donde se encuentra el peso oscilante). A su alrededor, estrellas fugaces y planetas giran en los cielos, en un caos cósmico organizado – perfecto para un coleccionista, que aún mantiene el espíritu soñador de la infancia.