Lamborghini Urraco P250: Un toro domesticado

Clásicos 27 Jul 2023

Lamborghini Urraco P250: Un toro domesticado

Por Hugo Reis

El Lamborghini nació en un pequeño mercado de primera. Pero el éxito de modelos como Miura y Espada y el refuerzo de la producción, forzaron una expansión de la gama para garantizar la supervivencia. Para ello, era necesario un modelo más accesible y con un público más amplio.

Por lo tanto, el V12 no era una opción razonable. Se planteó la creación de un motor de seis cilindros en línea, a partir de una sola bancada del V12 de 2,5 litros. Sin embargo, la elección acabó por recaer en un V8 de aluminio, por varias razones, siendo una de ellas el formato compacto que permitía usarlo en posición central. Por lo tanto, era posible crear una carrocería 2+2, con un maletero corto pero profundo en la parte trasera, lo que lo hacía relativamente práctico. En el fondo, sería un arma para atacar el mercado natural de los clientes Porsche.

Para “vestir” al nuevo Lamborghini, la elección sería, de nuevo, Gandini. En esta etapa, el diseñador ya se había vuelto hacia las líneas arrugadas, muy alejadas del estilo de Miura. El Urraco marca un lenguaje estilístico que estaría presente en el Lancia Stratos, en el Fiat X1/9, en el Dino 308 GT4 y también en el Countach. Creaciones que afectarían a toda la industria.

Con solo 4,25 metros y 1120kg, el Urraco era lo suficientemente ligero para un uso diario. Estaba disponible inicialmente en las versiones P200 y P250 (2000cc y 2500cc). Llenos de carácter y con un sonido embriagador, eran motores puntiagudos, extrayendo la potencia máxima a las 7500 rpm. La suspensión era de estructuras MacPherson en los dos ejes (oriundas del Fiat 130), para optimizar el espacio. Los eficientes frenos provenían de BMW.

Después de la presentación, los pedidos se acumulaban, pero luego en las primeras unidades, fueron revelados problemas de ingeniería que retrasaron entregas, motivaron quejas y cancelación de pedidos. La suspensión y el motor (particularmente la distribución por correa) eran los principales problemas. Para empeorar las cosas, el Dino GT4, en todo similar, pero más potente y fiable, vendría a robar una gran parte del mercado.

Después de la salida de Ferruccio de Lamborghini, los nuevos propietarios dieron luz verde a Wallace para desarrollar una nueva y mejorada versión. El motor del P300, además de la mayor capacidad, tenía distribución por cadena, doble árbol de levas y muchas otras mejoras. También la suspensión fue revisada, con la prensa europea dando desgarrados elogios al comportamiento dinámico. Quizás un poco demasiado tarde…

Este automóvil se puede ver en la exposición “Lamborghini: 60 años cortando el viento“, patente en el Museo de Caramulo, pudiendo ser visitada hasta el 17 de septiembre, todos los días, entre las 10:00 y las 18:00.

Fotografías: Joel Araújo

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