La década de los 90 del Double Chevron: Treinta años después del AX y ZX

Archivos 12 Set 2023

La década de los 90 del Double Chevron: Treinta años después del AX y ZX

Por José Brito

Tanto el Citroën AX como el ZX propusieron un momento de tremenda importancia para la marca del doble chevron, catapultándola para la cima de ventas con el AX y para el pináculo del deporte motorizado con la victoria en el Paris-Dakar del ZX.

La crisis del petróleo y las nuevas necesidades de espacio, tamaño y consumo de los compradores europeos provocaron el nacimiento de los Citroën AX y ZX a finales de la década de 1980. El pequeño AX representaba la vocación económica antes mencionada, mientras que el ZX pretendía colmar una laguna en la gama de modelos disponibles, así como proporcionar el retorno de la marca a la competición automovilística de primera liga.

El AX surgió con el propósito de sustituir al siempre popular Visa, que a pesar de poseer una estética divisora de opiniones, alcanzó los objetivos de ventas propuestos por los galos de forma breve. Su desarrollo fue antecedido de la crisis del petróleo de 1979, que encareció los barriles del mismo en doscientos setenta por ciento en un muy corto espacio de tiempo, llevando a fluctuaciones y especulaciones en los más variados ramos empresariales, pero con serias repercusiones en la industria del automóvil. Teniendo esto en cuenta, Citroën, junto con el Gobierno francés, ha iniciado el desarrollo de un modelo que debería ser económico, fiable y con la mayor versatilidad posible para una utilidad.

Por 1986 se dio a conocer el nuevo Citroën AX al gran público, en el Salón de París. La estética era sin duda muy particular, y lograba un coeficiente aerodinámico de 0.31, récord del segmento por esta altura. En cualquiera de las opciones nunca superaba por demás los 700 kilogramos y aportaba una amplia oferta mecánica con el estreno de los motores TU de cuatro cilindros. Estaba disponible con diversas versiones diésel y gasolina, llegando hasta a ser creada una versión eléctrica con recurso a baterías de níquel-cadmio, en 1993. Con un espacioso habitáculo y una maleta de alta capacidad (273 litros) se hacía evidente que era un modelo totalmente nuevo, con nada “aprovechado” del Visa.

Hasta 1998 se fabricaron 2.425.138 unidades y se cesó su producción ese mismo año. Queda para la historia uno de los modelos más importantes para la marca gala.

Abordar el Citroën AX sin mencionar las variantes GTi y GT sería sin duda un ejercicio de poca maestría, particularmente por representar verdaderos automóviles de culto.

Conocidos como una tracción delantera con trasera alegre (a semejanza del 205 GTi), los AX GTi y GT (especialmente el GT) rodaban sobre el eje trasero como pocos. A pesar de compartir la misma base con el Peugeot 106 GTi, los AX GTi y GT tenían una distancia entre ejes más corta, lo que representaba una ventaja en carreteras volcadas, pero una desventaja en curvas rápidas con menos apoyo, donde se declaraba sin inhibición la trasera “atrevida” del bolsillo Roquet galo.

Toda la simplicidad del conjunto acababa por tener reflejo en la fiabilidad, pero también en el peso, con unos reducidos 795 kilogramos para el GTi y unos reducidísimos 715 kilogramos para el GT. Tal diferencia de peso terminaba por dictar que el GT, aunque menos potente que el GTi, fuera más rápido en el sprint a los 100. El GTi surgía equipado con un motor de 1360 centímetros cúbicos y 100 caballos a las 6600 revoluciones por minuto (95 caballos después de incorporación de catalizador), mientras que el GT poseía una variante más simple del mismo motor, con carburadores dobles a debitar 85 caballos (75 caballos tras la integración de la inyección electrónica).

La excelente relación peso/potencia hacía que los AX GTi y GT alcanzaran velocidades máximas muy próximas a los 200 kilómetros por hora.

A nivel de equipamiento, y mediante los estándares de la altura, se podía decir que el AX GTi era un paquete completo, particularmente si enfocamos la versión GTi Exclusive, con tapicería de piel que forraba también parte de las puertas, entre otros extras más allá del propósito económico.

En cuanto al ZX, el propósito era vertiginosamente distinto. En 1985 Citroën pone en marcha el Programa N2, que debería volver a la marca a un concepto totalmente generalista, creando un nuevo segmento en el que no estaba presente, el de los compactos. Así, en 1991 nace el Citroen ZX, como forma de colmar el vacío existente en la gama entre la utilidad AX y la Berlina BX.

Debutó un eje trasero autodireccional, basado en una suspensión semi-independiente y con un sistema mecánico totalmente rediseñado. Además de la habitabilidad, tenía como premisas el confort y un cierto factor deportivo. Los responsables de Citroën concebían los dos primeros propósitos, pero no el último. Así, incluso antes del lanzamiento oficial, Citroën Perspectivaba y competía con el mítico Citroën ZX Rally Raid, ganando el Dakar con Ari Vatanen, y garantizando una presentación con toda la pompa y circunstancia en el Salón de París de 1991. Después de esta soberbia victoria, tres más siguieron, y de forma consecutiva.

A nivel de los modelos de comercialización, llegó a haber un poco de todo, desde versiones económicas a gasolina de 60 caballos, a deportivas con un bloque de 2 litros y 16 válvulas de 163 caballos, hasta variantes diésel atmosféricas y también versiones turbo.

El ciclo de vida del ZX llegó a su fin en 1997 y fue sustituido por el carismático Xsara, que garantizaría no solo la continuidad de ventas, sino también el mantenimiento de Citroën como nombre formal en el deporte motorizado, con logros del campeonato mundial de rallies por pilotos y equipos.

Retrato de solo otro capítulo de éxito en la historia de la marca de doble V.

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