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Los Automóviles y las Exposiciones Universales: El Ferrari Modulo en la Expo’70 en Osaka
Por Marco Santos
La Exposición Universal de Osaka de 1970 fue la primera protegida del BIE realizada en suelo asiático. El evento fue utilizado por Japón como escaparate para el mundo de la modernidad, del poderío tecnológico y prosperidad de la nación. Esta exposición contó con la presencia de 77 países y de un gran número de empresas japonesas y multinacionales, teniendo un impresionante número de más de 64 millones de visitas, valor apenas batido en 2010 en la Expo Shangai (que superó los 73 millones de visitas).
Estas cifras dejan imaginar el impacto que esta exposición tuvo en su época y, tenemos también que tener en cuenta, que fue la última antes de un interregno de 22 años en la historia de las exposiciones universales, siendo la realización de este tipo de eventos retomada en la Expo’92 de Sevilla. No quiere decir que la actividad del Bureau Internationale des Expositions haya quedado suspendida entre estas dos fechas, pero tanto este organismo, como los países integrantes, se han centrado en la realización de eventos de menor escala o especializados durante el período 1970-1992.
La presencia italiana en la Expo 70 estaba organizada en dos pabellones, uno más centrado en la representación nacional a nivel político, cultural y turístico y otro enteramente dedicado a la industria italiana. El pabellón de la Industria era un innovador edificio diseñado por Renzo Piano, construido en poliéster izado por cables de acero. Fue en ese espacio que estuvo presente el Ferrari Modulo, ejecutado por la Carrozzeria Pininfarina sobre la base mecánica de un Ferrari 512S de competición (Chasis #27).
Este prototipo único llega a Osaka después de haber sido presentado en marzo de ese año en el Salón de Ginebra. El Concept diseñado por Paolo Martin en 1968 fue originalmente pintado, según la Pininfarina, en un azul perla claro, pero ciertas fuentes e imágenes muestran el Modulo pintado de negro en el momento de su lanzamiento. Paolo Martin más tarde aclaró que en la fase de diseño del vehículo dio indicación de que éste sería blanco, pero en el momento de la pintura hubo un error y éste acabó pintado de negro, no habiendo tiempo para corregir, partió para Ginebra en ese color. Cuando llegó a Osaka el Modulo ya se encontraba con el color por el que es más conocido, el blanco perla con su bien definida línea roja que rodea el modelo.
En el plano del Diseño el 512 Modulo destaca por su agresiva forma de cuña, con ruedas cubiertas y las secciones inferior y superior bien definidas por la baja línea de cintura destacada en rojo, que separa las dos mitades de la carrocería de este prototipo. La apertura para el acceso al habitáculo se realiza de una manera muy poco convencional, toda la sección que cubre los asientos del conductor y del pasajero corre por delante del vehículo dejando el área accesible a la entrada y salida de los ocupantes. Ya el acceso a la mecánica es ejecutado a la buena manera de los automóviles de motor central trasero con un capot de apertura vertical.
En el interior Paolo Martin y su equipo tuvieron como principal motivo las formas redondeadas que acentúan elementos cilíndricos como el área del volante y los extremos de los asientos, o esféricos como las zonas de ventilación y mandos del habitáculo colocados al lado de cada ocupante.
Este llamativo vehículo, como ya se mencionó, “heredó” la mecánica de un Ferrari de competición, por lo que los valores presentados eran asombrosos para la época, la motorización de 5000cc de doce cilindros dispuestos en V debita cerca de 550cv, lo que supuestamente permitía mover los 900 kg de peso con valores de unos 3 segundos de los 0-100 km/h y alcanzar velocidades superiores a los 350 km/h.
El 512S Modulo ha tenido una larga carrera en el circuito de exposiciones de automóviles en todo el mundo y también ha formado parte de exposiciones temporales en museos de arte como el Louvre de París. Como icono de diseño que es, este vehículo ha obtenido más de veinte premios de diseño.
Actualmente el Modulo pertenece a Jim Glickenhaus, que adquirió este importante vehículo a Pininfarina, habiendo realizado una restauración y procedido a pequeños cambios para poder homologarlo y circular en la vía pública.
A diferencia de muchos de los vehículos que ya abordamos aquí, el 512S Modulo permanece en la imaginación de muchos aficionados del mundo del automóvil, muy debido al exotismo de la propuesta y a la excelencia de su base mecánica y diseño. Afortunadamente todavía puede ser apreciado tanto por su propietario, como por los visitantes de los eventos donde participa, perpetuando así el estatus de icono que ha obtenido desde su lanzamiento.
Fuentes: Pininfarina, Ruoteclassiche, Carstyling.ru y Fondazione Renzo Piano.