Clásicos • 02 Set 2023
Bristol Beaufighter, el automóvil de cuatro plazas más rápido de su época
Nadie escapa a su destino. El mío, para bien o para mal, desde temprano estaba ligado al mundo de los automóviles – aunque yo no lo sabía. Desde siempre he estado involucrado con el universo de las artes. Cómics, dibujo, pintura, Charge, teatro, cine, literatura… Después, el periodismo como sustento. Pero, corriendo por los subterráneos de todas esas actividades sin duda atractivas, la pasión por los automóviles, que comenzó en la infancia, con carritos Matchbox (que colecciono hoy en día) y álbumes de figuritas, y jamás me abandonó.
La conexión con los vehículos automotores por cierto estaba en mi sangre. Mi abuelo paterno tenía una pequeña fábrica de carrocerías de autobuses en la década de 1940. El joven Demetrio Guarnier – que no era rico – siempre tenía en su garaje los mejores coches de su época. Como buen descendiente de italianos, amaba a las “Macchine”. Mi abuelo murió muy temprano, con poco más de 40 años. Mi padre se asoció con una empresa de autobuses, en la que era ejecutivo, conductor, cobrador y mecánico. Después, vendió su parte en la empresa y trabajó, hasta su jubilación, como vendedor de autopartes, automóviles, tractores y, finalmente, camiones.
Con ese historial familiar, era inevitable que yo siguiera alguna actividad en este ramo. Pero mi vida tomó otro rumbo. Después de un irreconciliable desencanto con las artes plásticas y con el cine, viví por casi cuatro décadas del periodismo especializado en agronegocio y vinos. Pero siempre, de una manera u otra, involucrado con los coches. Principalmente con los clásicos – pasión infantil que se fortaleció en la madurez. Rescaté y restauré varios autos antiguos.
De unos años para acá, me he dedicado a escribir sobre el asunto, ya habiendo publicado tres libros, en colaboración con el abogado y fotógrafo Eduardo Scaravaglione: “Óxido en la Sangre”, “Óxido en la Sangre II” y “Pasión Sobre Ruedas”. Hay un tercer “Óxido…” en camino. También escribo regularmente para este sitio web sobre el antigomobilismo en Brasil, donde vivo. Hay mucho público sobre coches en el perfil “Ferrugem no Sangue” en las redes sociales. Y grabo videos para el canal Ferrugem no Sangue en YouTube. En cierto modo, me rendí a mi destino. En algún punto del guión de mi vida estaba escrito que así debía ser.
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