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Por Pedro Fernandes
Los automóviles suelen ocupar un lugar destacado en la historia de una familia. El fenómeno no es de desafiante comprensión pues, a lo largo del tiempo, éstos se afirman no solo como elementos meramente utilitarios, sino también como repositorios de memorias y promotores de convivencia y proximidad, Finalmente se convirtieron en verdaderos miembros honorarios del hogar. Tal fue el caso con la familia Borba y su Hupmobile Modelo S sedán de 1930.
Hace unos meses, tuve la oportunidad de visitar al Ingeniero Francisco Moniz Borba, asumido aficionado a los clásicos (con un lugar especial en el corazón reservado a Porsche) y ex-propietario del Mercedes-Benz 300SL “Gullwing” ganador del Rallye Ibérico de 1956, automóvil que le fomenta las más añoranzas. Durante un tour a su colección de vehículos, en una de las dependencias de la propiedad, nos encontramos ante un imponente automóvil anidado a una esquina y cercado por rejas dispuestas para su protección, de modo que alguna maquinaria agrícola más liberalmente maniobrada no le cause, accidentalmente, daños. El emigrante oriundo de los inicios de la era dorada de Motor City no esconde la edad y mucho menos las profundas marcas de las ya largas décadas de vida; sin embargo y a pesar de eso, permanece estoico, casi monumental, como si escerasse en su esencia la certeza absoluta de un futuro digno.
El propietario me informó que el Hupmobile de 1930 era el automóvil de su abuelo, Francisco de Paula Borba, el cual permanece como una de las figuras más reconocibles de la historia setubalense de finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Natural de Angra do Heroísmo, Licenciado en Medicina en Lisboa, Francisco de Paula Borba vendría a establecerse en Setúbal, destacándose en esa ciudad como clínico y filántropo. El 1 de septiembre de 1930, el Doctor Paula Borba adquiere el Hupmobile Modelo S al stand de Agostinho Rios d’Oliveira & Ca. en la Avenida da Liberdade, representante de las marcas Hupmobile y White. El recibo de la compra indica que el automóvil costó 48.000 escudos, habiendo sido encargado «con carrocería cerrada “sedán” de cuatro puertas, modelo seis cilindros con ruedas de alambre, dos de reserva por los lados».
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