Mazda modelos elevados a la categoría de clásicos

Archivos 22 Out 2023

Mazda modelos elevados a la categoría de clásicos

Los coches actuales son sin duda más seguros, más cómodos y más eficientes que sus predecesores, nacidos hace algunas décadas. A pesar de eso, hay algo único y extraordinario cuando nos sentamos al volante de un automóvil clásico. Es toda una experiencia que despierta los sentidos, llevándonos a revivir una era en que los habitáculos eran más espartanos y la conducción era una habilidad, una era en que los sistemas de navegación eran conocidos, simplemente, por mapas y la tecnología de seguridad activa, Las pantallas táctiles y los teléfonos inteligentes no eran más que pura ficción.

El atractivo intrínseco del universo de los coches clásicos es muy amplio y está bastante patente en toda Europa. No solo forman parte de él los llamados petrolheads, sino también los entusiastas de la ingeniería, del diseño y de la propia historia del automóvil. ¿Pero cuál es su fascinación? Los vehículos clásicos destacan por su estilo distintivo, permitiendo que un individuo marque una posición respecto a su personalidad y gustos, así como respecto a su propia actitud hacia la conducción. Permiten también el contacto de personas que tienen en común esa misma cultura, reuniéndose en una comunidad que promueve encuentros regulares los fines de semana, ya sea en exposiciones de vehículos clásicos, en pruebas de rally y/o regularidad o en cualquier otro tipo de evento. También es una forma de recordar su propia juventud, asociando inevitablemente sus coches con momentos importantes de sus vidas. Y además, ¿quién se olvida del que fue su primer automóvil?

Algunos modelos pueden, además, valorizarse en el mercado de los usados o de los coleccionistas. Los coches clásicos pueden ser a veces más económicos en cuanto a su utilización, ya que pueden beneficiarse, según el país, de un impuesto de circulación más reducido, de seguros más accesibles o incluso de determinadas exenciones de restricciones de circulación en zonas de bajas emisiones. En la Unión Europea, para que un automóvil pueda ser considerado un clásico, deberá tener al menos 30 años, así como estar en buenas condiciones de conservación, es decir, lo más original posible.




Estado clásico: El momento clave

Son varios los modelos de Mazda que han alcanzado los 30 años de vida, factor que les abre las puertas a ese estatuto de clásico. Cada uno de ellos ha contribuido, a su manera, a la historia y evolución del automóvil, habiendo ayudado a definir toda la herencia y el alma de Mazda.

El Mazda MX-5 es quizás el modelo que mejor representa esta herencia y la esencia de la marca japonesa. Inspirado en los roadsters económicos de las décadas de 1950 y 60, Mazda diseñó la primera generación del MX-5 (“NA”) incorporándole la tradicional relación de conducción – Hombre y máquina como un todo – de acuerdo con el principio Jinba Ittai. Cuando el “NA” fue lanzado en Europa en 1990, el modelo se agotó casi de inmediato, dejando a muchos compradores en lista de espera durante un año, para finalmente obtener su ejemplar. Ese año se vendieron alrededor de 14.000 unidades en Europa, incluyendo 2290 ejemplares de una edición limitada con carrocería pintada en el color British Racing Green, en la que fue la primera Edición Especial del MX-5 para Europa.

Gracias a su diseño y construcción de bajo peso, a su inmejorable y divertido comportamiento dinámico y precio asequible, el MX-5 hizo renacer un segmento de mercado virtualmente extinto. De hecho, se convertiría en el vehículo de dos plazas más popular de la historia, con ventas acumuladas actualmente de más de 1,1 millones de unidades, divididas entre sus cuatro generaciones. Elogiado por su pureza y fiabilidad, el “NA” es, todavía hoy muy popular, siendo una presencia habitual en eventos de modelos clásicos un poco por toda Europa y representa el núcleo de una cohesiva y amplia comunidad global dedicada al MX-5, representada por numerosos clubes que se dedican, en exclusiva, al automóvil considerado por muchos como el que proporciona “la mejor media de sonrisas por cada 100 kilómetros”. No es casualidad que Mazda ha diseñado la generación actual (“ND”) para representar lo que los fans más aprecian en el MX-5 “NA”, el original.


Gama MX: vigorizante y poco convencional

Después del MX-5, surgieron en Europa dos nuevos modelos de la familia “MX”, con la revelación del Mazda MX-3 y del Mazda MX-6 en el Salón de Frankfurt de 1991. Normalmente utilizada por Concepts y prototipos de Mazda, la denominación “MX” siempre se destacó por ser aplicada en proyectos especiales de Mazda y estos coupés de producción, poco convencionales, no eran excepción.

El MX-6, que se diferenciaba de otros cupés deportivos medianos en términos de equipamiento premium y tecnología, estaba disponible con un sistema opcional de cuatro ruedas de dirección y un motor V6 con 24 válvulas. Ya el más pequeño y económico MX-3 atrajo un gran número de compradores, en un compacto “2+2” que se destacaba por su dinámica de referencia y por su rotativo motor V6, con 1.8 litros de cilindrada, de 133cv, a la altura del más pequeño motor V6 de producción del mundo. Cumplía la aceleración de 0 a 100 km/h en unos 8,5 segundos y superaba los 200 km/h de velocidad máxima.

En el formato coupé, la designación “MX” se mantiene en el presente, a través del Roadster MX-5 (soft-top y RF), ampliándose al recién lanzado Mazda MX-30, un distinguido crossover que es, también, el primer modelo 100 por ciento eléctrico de Mazda.

Los modelos de cuño aún más deportivo forman parte del ADN de Mazda, tal como el propio motor rotativo, cuya compacidad y relación peso/potencia lo hacían ideal para la máxima performance y para el mundo de la competición. De hecho, ambos son inseparables desde que Mazda lanzó su primer modelo con motor rotativo, el Cosmo Sport/110S de 1967. En el mundo de la competición, la marca llegaría a dominar su clase en el campeonato IMSA, así como en otros eventos, principalmente a través del deportivo RX-7, originalmente presentado en 1978, el modelo con motor rotativo más vendido de siempre.

En 1991, tras la impresionante victoria conseguida en las 24 Horas de Le Mans, Mazda lanzó el RX-7 de producción más rápido, más potente y más ágil. Conocido como “FD”, la tercera generación del RX-7 heredó la reputación de sus predecesores – la segunda generación “FC”, producida entre 1985 y 1991, y la primera generación, con la designación “SA/FB RX-7”, en producción entre 1978 y 1985 – y utilizaba un mejorado motor twin-turbo con una potencia de 239cv. Así, el “FD” declaraba una relación peso/potencia de solo 5,2 kg/cv, permitiéndole una performance digna de un supercoche y rivalizar con modelos mucho más caros. Su diseño atemporal sigue destacando entre los demás.


Simplicidad sin edad y fiabilidad legendaria

Para muchos, el atractivo de los coches clásicos radica en la simplicidad de su diseño y en la tecnología empleada, pero los modelos de mayor volumen de producción de Mazda también poseen un encanto muy propio.

Tomemos como ejemplo el Mazda 323. Antecesor del actual Mazda3, el modelo fue lanzado en Europa en gran estilo, a través de dos unidades que unieron la ciudad de Hiroshima al Salón de Frankfurt de 1977, en un viaje de cerca de 15.000 km que duró 40 días, durante el cual no se registraron averías. Su legendaria fiabilidad y versatilidad hicieron del 323 uno de los modelos de importación más populares en Europa, registrando un récord de ventas en 1991 para un modelo japonés en Alemania.

Este compacto estaba disponible en varios formatos de carrocería, incluyendo un 323F más deportivo pero igualmente familiar, un coupé de cinco puertas con faros escamoteables (tal como la primera generación del MX-5), junto con las carrocerías hatchback, Berlina y camioneta. Mazda lo comercializó en el continente europeo, incluso, una versión con motor turbo y tracción integral basada en sus exitosos modelos de rally, con diferenciales autoblocantes y una potencia de 185cv, unidades que ahora son muy buscadas por coleccionistas.

El Mazda 121, lanzado en 1991, era un pequeño compacto urbano de diseño simpático, cuyo techo redondeado escondía un habitáculo sorprendentemente espacioso. Contaba con soluciones prácticas como el asiento trasero corredizo, operable tanto por la parte delantera como por el maletero, y un opcional techo de apertura eléctrico en tejido, que se podía recoger desde la parte delantera, de atrás, o en ambos sentidos simultáneamente.


Aprender del pasado

Entrar en el habitáculo de uno de estos modelos es como iniciar un viaje en el tiempo. Muchas cosas han cambiado para mejor en los últimos 30 años, no hay duda, pero los diseños más clásicos siguen teniendo la capacidad de enseñarnos sobre todo aquello que entusiasma a las personas, como los habitáculos inteligentes y espaciosos, su elegante simplicidad, así como una experiencia de conducción divertida y atractiva, elementos que Mazda nunca ha renunciado.

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