Archivos • 01 Fev 2023

En 1958, Juan-Manuel Fangio, de 47 años, decide que esta será su última temporada en la Fórmula 1. No teniendo ya nada que probar, el aún campeón del mundo se despide participando en dos carreras del campeonato, además de otras carreras no contabilizadas: el Gran Premio de la Argentina y el Gran Premio de Francia, donde inició su carrera internacional diez años antes.
Así, frente al público de Buenos Aires, Fangio hace el mejor tiempo de las calificaciones al volante de su Maserati 250F con una ventaja de seis décimas sobre el Dino 246 de Mike Hawthorn.
A pesar de un partido fallido en el que es superado por Behra y Hawthorn, El Maestro, a “jugar en casa”, hace una demostración más de su talento, recuperando el primer lugar inicial, alejándose cada vez más de la amenaza del segundo clasificado, Stirling Moss en un Cooper-Climax, al punto de vencer su propio tiempo de calificación. Los neumáticos, no soportando el ritmo infernal del argentino, lo obligan a efectuar una parada en los boxes, marcada por la desorganización de su equipo y que lo arrojó al cuarto lugar. Al regresar a la pista, Juan-Manuel Fangio vuelve al ataque, consigue subir al tercer puesto, pero esta vez es el sobrecalentamiento del motor que le estropea la carrera. Fangio acaba cuarto, pero con la victoria de Stirling Moss en un Cooper-Climax, el Gran Premio de Argentina ve la primera victoria de un coche de Fórmula 1 con motor central trasero!
Es entonces en el Circuito de Reims, en Francia, el 6 de julio de 1958, en el mismo escenario en que se dio a conocer al mundo que el niño prodigio de Balcarce hace su última carrera de Fórmula 1. Fangio regresa al campeonato del mundo al volante del nuevo Maserati “Piccolo”Un 250 F más pequeño y ligero. Estas evoluciones no permiten a Fangio ir más allá del octavo tiempo en las calificaciones, a pesar de ser el Maserati mejor clasificado. Durante la carrera, con un coche difícil de conducir, Fangio no puede hacer nada frente a los tres pilotos de Ferrari (Mike Hawthorn, Luigi Musso y Peter Collins) que monopolizan las tres primeras posiciones. Un dominio de la Scuderia que no duró hasta el final de la carrera, pues Collins se ve confrontado con problemas en los frenos mientras Musso, bajo presión para no dejarse distanciar por Hawthorn no consigue sostener su Ferrari que sale de la pista, un accidente que resultaría fatal para el piloto italiano.
La carrera prosiguiendo, Hawthorn sigue aislado en primer lugar al punto de, ya cerca de la llegada estar a punto de adelantar un coche rojo que seguía en cuarto lugar. Pero no era un coche cualquiera. Era el Maserati de Juan-Manuel Fangio, cinco veces campeón del mundo. En señal de respeto, por el piloto y el hombre, Hawthorn quita el pie del acelerador y decide no adelantar a Fangio. Cuando se le preguntó sobre esa actitud, el caballero Mike Hawthorn respondió: “¡No se puede superar a un hombre así!”.