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A finales de octubre de 1963, el Salón del Automóvil de Turín – entonces, uno de los mayores eventos del mundo dedicados al automóvil – abrió las puertas a su 45ª edición. En el stand de Maserati, Quattroporte hacía allí su debut.
Al igual que muchos otros automóviles emblemáticos que han sido capaces de caracterizar su propia época, desde su debut a principios de 1960, el Quattroporte ha sido aclamado, reunido consensos e inspirado por sucesivas generaciones. Capaz de reinventarse sin miedo a ser audaz, siempre fiel en la búsqueda de la excelencia en términos de diseño y rendimiento, es el reflejo de una marca que – con más de un siglo de historia, y más de 75 mil ejemplares del Quattroporte producidos – han logrado crear un automóvil que es permanentemente innovador, al mismo tiempo manteniéndose inalterado a lo largo de los años.
De los avances estilísticos a las innovaciones y a los desarrollos técnicos – todo características esenciales de un automóvil que atravesó con éxito dos siglos -, el Quattroporte encierra, en un único modelo, un viaje a una de las partes más exclusivas del mundo automóvil. La Berlina deportiva de lujo ha sido durante mucho tiempo un componente muy específico de la sociedad al volante y un segmento significativo del mercado del automóvil.
Nacido como resultado de la intuición y la audacia que siempre forman parte de los sueños más grandes, el Quattroporte de la primera generación fue pionero, con su potente motor de 8 cilindros derivado de la competencia, reforzado por un diseño dinámico, pero elegante, y un refinamiento interior que no les quedaba atrás.
Posicionado, a lo largo de los años, como una sala de estar en movimiento, como una limusina con un espíritu de competición – el modelo original podía alcanzar 230 km/h de velocidad máxima -, como un automóvil majestuoso, debido a su espacio extremadamente acogedor, a su encanto real, y a su perfección como vehículo de representación, el Quattroporte ha estado siempre acostumbrado a las luces de la atención, desde que fue destinado a generar una afortunada línea de automóviles que, aún hoy, son capaces de sorprender.
Es el guardián de las pasiones y de los talentos de aquellos que trabajaron en el proyecto a lo largo de los años – Frua trazó la curvatura inicial, seguido por otros maestros del calibre de Bertone, Giugiaro, Gandini y Pininfarina, hasta el Maserati Centro Stile, la casa donde fue creada la más reciente y actual generación del Quattrroporte. Mientras tanto, con una familia entera de técnicos, mecánicos, pilotos de pruebas y diseñadores llevándolo de la fase de diseño a la carretera, el Quattroporte ha sido y sigue siendo la joya de la corona de la intensa historia del fabricante de Módena, y de la vida profesional de tantas, y tanta gente.
Sea como una absoluta novedad que rompió la serenidad de su tiempo, como lo fue cuando nació; un intento más osado, y menos memorable, como en la segunda generación; un rotundo éxito – el Quattroporte III, en manos de De Tomaso; un nuevo desafío totalmente superado, al final de los intensos años 1990; un modelo que cortó lazos con el pasado, manteniéndose fiel a su fórmula ganadora, como sucedió con la multipremiada generación de 2003; o aquel que vuelve a subir a los escenarios en su más moderna versión, tanto años después, después de todos los restylling, avances en ingeniería, cambios en la estructura empresarial y numerosas unidades producidas, Berlina por excelencia mantuvo su poderoso enfoque de exclusividad, por encima de todo lo demás.
En los garajes de los automovilistas más exigentes, de reyes y príncipes, en el contexto de películas memorables (habiendo participado en más de 60 producciones), fotografiado en las cintas rojas, o acompañando a los más altos dignatarios en eventos solemnes, y los VIP más significativos de la industria, el Quattroporte fue un pilar fundamental del panorama automovilístico en el siglo XX, y así continúa siendo en el nuevo milenio. Sesenta años más tarde, y después de haber recorrido incontables kilómetros, continúa su viaje como una estrella indiscutible de su tiempo.
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