Archivos • 04 Nov 2023
Monza, 5 de septiembre de 1970 – Monza, 5 de septiembre de 2020. Dos calificaciones para el GP de Italia, con 50 años de diferencia. Lo que une estas dos fechas: Jochen Rindt, cuyo talento sigue siendo recordado, medio siglo después de su muerte.
Hijo de un padre alemán y de una madre austriaca, Karl Jochen Rindt nació en 1942 en la ciudad alemana de Maguncia. Con solo 15 meses de edad, pierde a sus padres en un bombardeo, pasando a crecer con los abuelos maternos, en la ciudad de Graz, en Austria. Allí conoce a Helmut Marko, con quien comienza a idealizar una carrera de piloto, teniendo como referencia al alemán Wolfgang von Trips, malogrado piloto Ferrari, víctima de un trágico accidente en el GP de Italia de 1961, en Monza, en la curva Parabolica.
Ese mismo año, Rindt comienza a participar en carreras, más o menos oficiales, primero, al volante de un modesto Simca Aronde Montlhéry, y al año siguiente, con un Alfa Romeo Giulietta Ti, con el que comienza a dar en las vistas, en pruebas de montaña y circuito. Animado por los buenos resultados, Rindt pasa a los monolugares en 1963, al adquirir un Cooper T59 de Fórmula Junior.
Pero es en la época de 1964 que el talento de Rindt gana mayor visibilidad, especialmente con la victoria en el London Trophy (Fórmula 2), por delante de pilotos de Fórmula 1 ya consagrados, tales como Graham Hill, Jim Clark o Denis Hulme. Participa, en los 1000 km de Nürburgring y en las 24 Horas de Le Mans al volante de un Ferrari 250 LM, debutando, igualmente, en la Fórmula 1 en el Circuito de Zeltweg, en Austria, con un Brabham BT11.
A pesar de su contratación como piloto oficial del equipo Cooper, la temporada 1965 de Fórmula 1 resulta decepcionante para Rindt, con solo 4 puntos y un 13º lugar en el campeonato. Afortunadamente, consigue algunos resultados positivos en otras categorías, en particular un tercer lugar en los 1000 km de Nürburgring al volante de un Porsche 904/8 (con Jo Bonnier), y sobre todo la victoria en las 24 Horas de Le Mans, en un Ferrari 275 LM (con Masten Gregory) del equipo privado estadounidense NART. Es la última victoria de un Ferrari en Le Mans.
Las siguientes épocas son muy similares. Gana en la Fórmula 2, en pruebas de resistencia y Turismo, pero aún no conoce el sabor de la victoria en la categoría reina. Ni el paso por Brabham, en 1968, le permite obtener buenos resultados, no consiguiendo hacer mejor que un 12º lugar en el campeonato.
Para la época de 1969, Jochen Rindt firma por Lotus. Sabe que los monolugares de Colin Chapman son tan rápidos como frágiles, pero también sabe que son los únicos capaces de llevarlo a la victoria y, por qué no, al título. Y, de hecho, el Lotus 49 es un serio rival del Matra de Jackie Stewart, pero el “light is right”, tan caro a Chapman, también muestra sus límites. Ejemplo de ello es el Gran Premio de España, en el circuito de Montjuic, en el que los dos Lotus son, sucesivamente, víctimas de una ruptura de sus alerones, provocando, en el caso de Rindt, un accidente que podría ser fatal para él. A raíz de ese accidente (y de otros en la Fórmula 2), Rindt escribe una carta a Chapman, en la que comunica su perplejidad respecto a la concepción de sus monolugares, y concluye diciendo: “solo puedo conducir un coche en el que tengo cierta confianza, y siento que el punto de no confianza está bastante cerca.”
¡La crispación que se hace sentir en las relaciones entre Colin Chapman y Jochen Rindt, se atenúa, sobre todo después de la victoria conquistada en Watkins Glen, la tan esperada primera victoria en la Fórmula 1! Al punto de Rindt renovar con Lotus por un año más.
En la temporada de 1970, Rindt gana el Gran Premio de Mónaco, después de una increíble recuperación sobre Jack Brabham y un error de este en la última curva. La siguiente victoria en el Gran Premio de Holanda será mucho más amarga, con la muerte, en esa misma prueba, de su gran amigo, Piers Courage, tres semanas después de Bruce McLaren. Profundamente marcado con estos dramas, Jochen Rindt, casado y padre de una pequeña Natasha, comienza a cuestionar su futuro en la Fórmula 1, comunicándolo a su esposa, Nina.
Después de una serie de cuatro victorias consecutivas, Rindt llega a Monza con 20 puntos de ventaja sobre Brabham. Rindt parte en busca de la pole position casi sin apoyo aerodinámico, para buscar aquellas décimas que faltan en relación a los Ferraris de Ickx y Regazzoni. En el frenado para la Parabolica, Rindt pierde el control de su Lotus, que choca con los Rails de seguridad. Se percibe inmediatamente la gravedad de la situación, pero para evitar la cancelación de la carrera, el fallecimiento se declara horas más tarde (como en 1994, en Imola). De hecho, Jochen Rindt murió a los 28 años en la misma curva que su ídolo, Wolfgang von Trips, nueve años antes. Al final de la temporada, Nina Rindt recibe el trofeo destinado a su marido, declarado campeón del mundo, a título póstumo.
Stirling Moss era conocido como “el rey sin corona”, por nunca haber sido campeón del mundo a pesar de su innegable talento. Jochen Rindt ganó, de hecho, el campeonato de 1970, pero no llegó a asistir a su “coronación”. La corona estaba sin rey.