Archivos • 07 Ago 2023
Hoy no vengo a hablarles de ningún automóvil, evento o modalidad en particular. Solo vengo a hablar de la pasión que nos impulsa. Si está leyendo estas líneas, probablemente sabrá a qué me refiero.
Siempre supe que me gustaban los automóviles y que la pasión por ellos me acompañaría a lo largo de la vida. Son sensaciones difíciles de explicar, pero en varias ocasiones me encontré contemplando ciertos automóviles (que a veces ni siquiera eran grandes “joyas”), y proyectando sueños al volante de los mismos. Perdí la cuenta de las miniaturas y automobilia que coleccioné (y aún colecciono).
Cuando era niño, pensaba para mí mismo que el tiempo no pasaba, que no llegaba la hora de obtener el permiso de conducir y poder arrancar hacia el horizonte a bordo de mi automóvil.
Soy de esas personas que, valorando debidamente y comprendiendo el desarrollo tecnológico y social normal, siempre me han fascinado los automóviles simples, genuinos y mecánicos, en los que el placer de conducir y la pureza de sus líneas se sobreponen a cualquier ayuda electrónica o dispositivo. Afortunadamente, he tenido la oportunidad de conducir varias máquinas de esa “especie”, lo que solo ha aumentado mi amor por los clásicos y me ha hecho darme cuenta de que no estaba equivocado durante toda la infancia, ¡que la magia de estos automóviles realmente existe!
Los pequeños trucos, los cuidados especiales y las “mañas” de los automóviles clásicos pueden ser, para el conductor común, una pérdida de tiempo e incluso una molestia, mientras que para nosotros, los amantes de los motores, son parte del ritual y situaciones de las cuales obtenemos placer. Incluso llegan a ser un estilo de vida.
Quienes están fuera juzgan que somos tontos, que solo compramos chatarra, que gastamos dinero sin fin en algo que solo trae problemas. Pero la satisfacción que obtenemos de estos pedazos de metal desgastado es la gasolina que nos impulsa. Pasamos meses buscando esa pieza, recorremos cientos de kilómetros para ir a ese paseo, dedicamos horas interminables a esa restauración, pero ¿saben qué? No lo consideramos una pérdida de tiempo, sino disfrutar de tiempo de calidad.
Observo con cierta aprensión el futuro del mundo automovilístico clásico, ya sea por las futuras restricciones que puedan imponerse o por la falta de interés de las nuevas generaciones en este tema. Y este es nuestro desafío, no dejar que caigan en el olvido los automóviles que ya han escrito tanta historia y que esperamos que sigan escribiendo.
Siempre supe que me gustaban los automóviles. Solo aquellos que sienten lo mismo comprenderán…