Archivos • 04 Jul 2024

El legado de Preston Tucker está muy presente en la colección de Eric Breslow

Eric Breslow es un gran aficionado y coleccionista de todo lo relacionado con Tucker, con una vasta colección en Los Ángeles. Todo fue reunido durante décadas, con muchas horas dedicadas a la recolección y preservación de artículos de la marca estadounidense.

Para Eric, Preston Tucker fue un visionario en su época, con la idea de producir un automóvil que sería mucho mejor que los “tres grandes”, refiriéndose obviamente a Ford, Chrysler y General Motors. Esto se debe a que, al final de la Segunda Guerra Mundial, la gente quería algo nuevo para olvidar el conflicto, y los automóviles Tucker eran todo eso, innovadores en varios aspectos, ya que incluían cinturones de seguridad, tablero forrado, frenos de disco, motor montado en la parte trasera, entre muchas otras características. El automóvil era bastante futurista, muy adelantado a su tiempo y, posiblemente, esa fue la razón de su fracaso. Tucker fue casi como Tesla, pero en 1948.

Preston no era ingeniero, ni siquiera tenía un título universitario, era solo un aficionado a los automóviles, que construía algunos coches de competición, principalmente para la Indy. Llegó a ser vendedor de automóviles usados y trabajó para General Motors y Ford. Preston estaba enfocado en revolucionar el mundo del automóvil e, incluso, eligió Chicago para construir su fábrica porque quería ser la marca número uno, utilizando una antigua fábrica donde se producían motores para aviones bombarderos. Con esto, creó la fábrica más grande de los Estados Unidos. Para el desarrollo del automóvil, Tucker contó con uno de los grandes nombres del diseño automotriz a su lado, Alex Tremulis.

En total se produjeron alrededor de 50 automóviles, pero todos ellos pueden considerarse de preproducción, ya que la producción propiamente dicha nunca comenzó. Solo se produjeron 30 Tucker cuando la empresa cerró, los restantes fueron ensamblados por los empleados, con las piezas que quedaban. Muchos de ellos ni siquiera se terminaron en esa época, solo mucho tiempo después. Por ejemplo, hubo un ejemplar que solo se ensambló en los años 80. El Museo AACA, en Pensilvania, tiene varios registros de Tucker y todas las piezas fueron diseñadas y dimensionadas a escala, estando todas en ese archivo.

Los motores utilizados en los Tucker eran de una empresa denominada Air-Cooled Motors, que producía motores de aluminio para helicópteros, pero estaban en quiebra. Preston los ayudó y adaptó el motor para poder utilizarlo en su automóvil, convirtiendo la refrigeración por aire en refrigeración líquida. El motor era un seis cilindros bóxer, de 5.5 litros de cilindrada, que generaba 166 CV.

Tucker estuvo muy cerca de unirse a los Tres Grandes, solo necesitaba unos meses más para triunfar y ganar reconocimiento, ya que hasta ese momento nadie conocía la marca, ni al fundador, y por lo tanto, no sabían si podían confiar en sus promesas.

Pero el mayor problema fue que alguien acusó a Preston Tucker de delitos de fraude fiscal. La acusación se basó en que Preston tuvo una idea diferente: en lugar de estar en la lista de espera, el comprador podría adquirir un accesorio para su automóvil y así ser sorteado y poder comprar un Tucker en ese momento. Fue así como se le llevó a juicio, alegando que estaba vendiendo accesorios para automóviles que no existían. Así, el tribunal forzó el cierre de la empresa, confiscando todo el material y documentos, dejando a Preston Tucker sin poder desarrollar su sueño.

El ejemplar que está en este museo es el número 31, fue uno de los seis de preproducción, que Preston llevó a Indianápolis y probó durante una semana en la pista, demostrando que sus automóviles eran fiables y que, sobre todo, existían. Tras la venta judicial de la empresa, Preston adquirió este automóvil para su propio uso. Preston también tuvo en su posesión el número 29, pero lo vendió poco después, quedándose solo con este. Tras la muerte de Preston, en 1956, el número 31 quedó parado durante muchos años.

Fue entonces, en 1960, cuando Charles Pearson y la esposa de Preston escribieron una biografía de Preston Tucker. Charles tenía un amigo de la familia que quería el Tucker y en 1962 lo adquirió. Ese amigo era Jay Busker, quien mantuvo el Tucker durante más de 50 años. Cuando Jay falleció, sus hijos querían vender el Tucker a alguien que lo preservara, fue entonces cuando Eric lo adquirió, en 2009.

Parte de la automovilía que tiene Eric también tiene una historia. Cuando Jay adquirió el Tucker, la esposa de Preston le dijo que llevara lo que quisiera, llevándose varias piezas, documentos y libros. Otras piezas vinieron de una antigua concesión de Tucker, que estaba cerrada. Así es como Eric mantiene vivo todo el legado dejado por Preston Tucker en la historia del automóvil.