Abarthisti, el imperio del motor

Clásicos 25 Jul 2024

Abarthisti, el imperio del motor

Después de los tiempos turbulentos que vivió con Cisitalia, Carlo Abarth finalmente había sido capaz de constituir su propia empresa dedicada a la industria automotriz, Abarth & C. Srl, y no perdió tiempo en ponerse manos a la obra para verla crecer.

Abarth-Cisitalia 204 A Spyder Sport

El primer automóvil bajo el emblema del escorpión sería el Abarth-Cisitalia 204 A Spyder Sport, una evolución del Cisitalia 204 que Abarth mantuvo tras la bancarrota de Cisitalia.

El equipo contaba con algunos de los mejores pilotos del momento, como Tazio Nuvolari y Felice Bonetto, además de gran parte de los ingenieros y el resto del equipo de Cisitalia. Con ella comenzó el éxito de la marca de Carlo, con diversas victorias en la categoría de 1100 centímetros cúbicos y especial destaque en la Mille Miglia de 1950. En su primer año en competición, también lograron la victoria en el campeonato italiano de 1100 centímetros cúbicos y el título de Fórmula 2 Sport, con un total de 18 victorias a lo largo de la temporada.

Con Nuvolari a su lado, el equipo de Carlo Abarth consiguió la victoria en la subida Palermo-Montepellegrino con un Cisitalia-Abarth 204, en la que sería la última victoria del notable piloto italiano, el 10 de abril de 1950. Su salud ya no le permitía continuar en activo y fallecería tres años más tarde.

Abarth estableció la sede de su empresa en Bolonia y comenzó a comercializar accesorios bajo el nombre de la misma. Uno de sus productos más vendidos eran los sistemas de escape/silenciadores derivados de los creados por Giovanni Savonuzzi, los cuales Abarth heredó tras el cierre de Cisitalia. A partir de estos y empleando su experiencia en la mecánica de motocicletas, acabó por convertirlos al uso de vehículos para comercialización en masa, mercado en el cual se convertiría en una referencia en poco tiempo.

Abarth 205A

El tuning para competición y la venta de accesorios se convirtieron en una parte importante del negocio, particularmente por la necesidad de soportar los gastos de la scuderia. La marca del escorpión crecía inevitablemente asociada a las prestaciones y, cómo no, a la competición.

Pero vivir de las pistas requiere una evolución constante, traduciéndose en un constante flujo de progreso. Carlo creía que la mejor forma de aliar la competición al desarrollo sería la fabricación de automóviles con otro propósito, el de venta al público. Lejos de ser una evolución de un automóvil Cisitalia, este nuevo vehículo partiría de un chasis construido específicamente por Abarth, optando por proseguir con la decisión de Piero Dusio de utilizar mecánica Fiat. Se implementó entonces una caja de cuatro velocidades y un motor de cuatro cilindros con 1083 centímetros cúbicos. El pequeño motor desarrollaba 83 caballos de potencia tras las modificaciones efectuadas por Abarth.

El final del proyecto Porsche 360 no vaticinó el final de la relación de Abarth con la familia Porsche, muy por el contrario. Carlo retornaría a tal colaboración, pero con propósitos diferentes, siendo que esta vez el primer automóvil puramente Abarth de la historia poseería un sistema de suspensión por barras de torsión desarrollado por Porsche.

La carrocería fue trabajo de Vignale, legendario fabricante italiano, contando también con la participación de Michelotti. Su debut tuvo lugar en la Coppa InterEuropa en Monza, donde el pequeño 1100 centímetros cúbicos alcanzó la victoria en la clase a manos de Guido Scagliarini. Tras esta soberbia actuación, se hizo una revelación oficial al público en el Salón del Automóvil de Turín de 1950, donde se anunció oficialmente el Abarth 204A Berlinetta. Las dos primeras unidades construidas compitieron en pruebas italianas ese mismo año.

Ya en 1951, Abarth vuelve al Salón del Automóvil de Turín para presentar una versión más lujosa, denominada 205A. El precio era equivalente al de los Ferrari de 2 litros de la época, siendo esta la tercera y última unidad del modelo fabricada.

Se terminó entonces la producción del primer modelo oficialmente designado como Abarth, habiendo servido el chasis como inspiración para modelos futuros. Carlo Abarth estaba destinado a grabar su nombre en la historia como fabricante de automóviles de altas prestaciones y nada lo impediría alcanzar tal título. Las limitaciones de fabricación no disminuyeron la calidad y belleza de estos primeros modelos fabricados que, precisamente por su exclusividad, son hoy auténticas joyas automovilísticas.

La proximidad a Fiat

La venta de componentes de alto rendimiento parecía una forma de financiación con más garantías, y hasta ese momento, Abarth se centraba meramente en diversificar lo más posible la gama de oferta de silenciadores y sistemas de escape, que continuaban siendo los productos más demandados (en 1971 la venta de silenciadores Abarth llegó a los 3,5 millones de unidades).

La experiencia de Carlo con la mecánica Fiat, con la cual lidiaba desde los tiempos de Cisitalia, proporcionó el primer contacto directo del gigante italiano con Abarth. Este primer proyecto sería la conversión de la caja de cambios del Topolino, y partiendo de este mismo, comenzó una prolífica relación de negocios que acabaría, como en muchos casos, con la incorporación de Abarth en el grupo Fiat.

Sin adelantar un final anticipado, en 1951, y tras estos primeros contactos con Fiat, Carlo, perfectamente consciente de la oportunidad de negocio que se presentaba y tras las escasas ventas del 205, traslada la sede de la empresa a Trecate en Turín, a las puertas de las instalaciones de Fabbrica Italiana Automobili Torino.

Fiat Abarth 1500 Biposto “BAT 1”

En 1952 surgió otra posibilidad de colaboración con la marca de Turín. Esta vez se trataba de un diseño conceptual para presentación en el Salón del Automóvil de Turín como Fiat Abarth 1500 Biposto. Este sería el primer proyecto de Franco Scaglione para Bertone, y en los años que siguieron llevaría a cabo muchos otros, ampliamente basados en los principios aerodinámicos de aquella primera creación, pero esta vez para la rival Alfa Romeo. Estos proyectos quedaron típicamente asociados a la sigla B.A.T., o Berlina Aerodinamica Technica 5, 7 y 9, siendo por eso común la designación de B.A.T. 1 para este modelo.

Ya por esta época, el nombre Abarth cobraba fama de fabricante y preparador de competición de renombre, tanto dentro como fuera de los circuitos, llamando la atención de fabricantes como Maserati, Alfa Romeo y Ferrari. Algunos de los trabajos más conocidos de Abarth fuera del grupo Fiat fueron la incorporación de sistemas de escape para los modelos GT y del campeonato mundial de Fórmula 1 de Ferrari.

Ferrari Abarth 166 MM Spyder

En 1953, precisamente derivados de la creciente fama del preparador, llegaban varios proyectos a la fábrica de Trecate. Uno de estos se basaba en el Ferrari 166 MM.

Ese año, la Scuderia Guastalla proporcionó un Ferrari 166 MM a su piloto Giulio Musitelli. Musitelli, no satisfecho con el rendimiento del 166 MM al considerarlo demasiado pesado, contrató a Abarth para que lo reimaginara. Carlo Abarth no solo redujo el peso del 166 MM en 275 kilogramos, sino que también diseñó un sistema de paneles fácilmente desmontables y sustituibles, lo que facilitaba mucho los trabajos en el automóvil.

Musitelli estrenó el Ferrari 166 MM Abarth en la Targa Florio de ese mismo año, logrando la victoria en su clase. Los resultados hablaban por sí mismos y no había ninguna disciplina en la que Carlo Abarth no mostrara su talento.

Alfa Romeo Abarth 1900 Conrero

Otro proyecto llegó a Abarth de la mano del piloto suizo Robert Fehlmann, que buscaba el mejor rendimiento posible para su Alfa Romeo de 1900 cc en la Mille Miglia de 1953. Conrero diseñó y fabricó el chasis, Abarth acopló cuatro carburadores Dell’Orto para extraer 130 caballos de potencia, y Ghia diseñó una carrocería que inspiraría a innumerables modelos en los años siguientes.

Fiat/Simca Abarth 110/130 Ghia

Al mismo tiempo que ampliaba su lista de clientes y colaboradores, Abarth también mejoraba las relaciones comerciales con sus vecinos. Fiat lanzaría ese mismo año el Nuova 110/130, y como parte de su promoción, Abarth construía su propia versión conceptual partiendo, cómo no, de la mecánica Fiat de 1083 centímetros cúbicos con la que estaba tan familiarizado, rescatando el chasis del Abarth 205 de 1951. En 1954 llegaba la versión de 1220 centímetros cúbicos del fabricante hermano de Fiat, SIMCA, que obtendría un prototipo similar al de Fiat.

Todos estos trabajos proporcionaron la tan deseada publicidad que Abarth anhelaba, aunque no ocurría con diseños puramente suyos como inicialmente ambicionaba. Esto estaba a punto de cambiar, y con la estabilización económica de la empresa, dedicaría su talento a la construcción de prototipos destinados a batir récords de velocidad.

Abarth se convertía en sinónimo de garantía de prestaciones, de tal forma que otros fabricantes requirieron sus servicios, concretando en ese mismo año otras dos colaboraciones, aunque con menor relevancia.

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