Archivos • 06 Fev 2024
El Volvo 850 que sirvió como laboratorio de pruebas para una tecnología híbrida diferente
En junio de 1991, Volvo lanzó el reemplazo del icónico Volvo 240, el 850, diseñado por Jan Wilsgaard. Este modelo marcó la introducción de numerosas novedades para la marca sueca, como el motor de cinco cilindros montado transversalmente que enviaba la potencia a las ruedas delanteras.
En 1993, se lanzó la versión familiar, y sería en esta carrocería donde nacería la primera versión de competición del 850. Inicialmente, la asociación para preparar el 850 para competición recayó en los suecos de Steffansson Automotive. Se dice que, cuando fueron a Volvo a buscar una carrocería para iniciar el proyecto, descubrieron que solo había familiares disponibles. Para no retrasar el proceso, comenzaron el desarrollo del automóvil de competición en este tipo de carrocería, algo que agradó mucho a los directivos de la marca sueca, quienes vieron una gran oportunidad de marketing.
Durante el desarrollo en el túnel de viento, descubrieron que la carrocería de la familiar era más aerodinámica que la de la berlina. Steffansson Automotive desarrolló el primer prototipo del 850 para competición, pintado de rojo, pero Volvo buscaba un equipo con más experiencia en el área. Entonces, en colaboración con Tom Walkinshaw Racing, también conocido como TWR, se desarrolló el 850 Kombi según las reglas de Super Touring Car para competir en el campeonato británico BTCC. El equipo logró reducir prácticamente 500 kg del automóvil, logrando un peso total de 975 kg. El motor utilizado fue el de cinco cilindros en línea, de 20 válvulas y 2.0 L de cilindrada, desarrollando 290 cv y alcanzando las 8.500 rpm. Acoplado al motor había una caja secuencial de seis velocidades de X-Trac, que era más compacta y permitía al motor estar un poco más retrasado y bajo.
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