Clásicos en la Magnolia, una misión ‘difícil’

Después de visitar Clásicos en la Magnolia prácticamente desde su origen, siento que cada vez se me hace más difícil escribir algo nuevo sobre esta celebración. Sin embargo, cuando intento convertir mis impresiones en diptongos, triptongos e hiatos, siento un vacío incómodo. La expresión oral libera una dimensión del razonamiento que es imposible desbloquear a través del texto: la reacción, la sorpresa, la curiosidad despertada por una pregunta inesperada. Más que un ensayo metafísico influenciado por dos ponchas en la barra, estoy revelando la más reciente iniciativa de Clásicos en la Magnolia: el podcast de la Magnolia, en el cual tuve el placer de ser entrevistado y de dar una perspectiva personal sobre cómo es seguir la caravana imparable de automóviles antiguos en Portugal, y trazar paralelismos con lo que ocurre en la isla atlántica de Madeira.

Hidraté las cuerdas vocales y desempaqueté verbalmente lo que aquí sucede: los automóviles, los temas, las performances artísticas, la música, las danzas. En el afán de transmitir de la mejor manera lo que pienso sobre este evento, deshice el envoltorio mental de “una exposición de automóviles” y comencé de nuevo. Estamos acostumbrados a etiquetar cualquier expresión automovilística como “encuentro de automóviles”, y esta magnolia florece de muchas otras formas.

Un nerviosismo inusual

En el Podcast de la Magnolia, fui entrevistado por Márcio Barcelos, un local madeirense, a pesar del apellido homónimo con el concejo con más parroquias del continente. Aún antes de subir al avión (una vez más retrasado) en el aeropuerto Francisco Sá Carneiro, ya Mónica Nascimento del colectivo FIU me abordaba sobre la posibilidad de participar en uno de los episodios del podcast. Nervioso, escribo frenéticamente temas que me gustaría elaborar durante la entrevista. Siento una inmensa responsabilidad por transmitir lo buenos que son los eventos de automóviles que se realizan en Madeira.

Entre preguntas, respuestas y desvaríos (sobre todo míos), debatimos sobre cómo Madeira se enorgullece de una larga historia con los automóviles, y que incluso este año, en 2024, se celebran los 120 años desde la llegada del primer automóvil a la isla.

Coincidimos en la forma única en que el Madeira Classic Car Revival y Clásicos en la Magnolia son ambos eventos posicionados como productos turísticos, más allá de simples caprichos dirigidos a los amantes de automóviles locales.

Reflexionamos sobre la manera no corporativizada en que se desarrollan los eventos. La atmósfera que se vive aún es intocada por las marcas o las burocracias federativas. Nos sonreímos al recordar lo insólito que es ver coches en competición haciendo trompos alrededor de un policía de tráfico, como sucede en la Rampa dos Barreiros. Solo aquí. Y solo aquí es bueno.

Un evento de autor

Al hablar con Márcio, me di cuenta de que cada edición de Clásicos en la Magnolia es una celebración contemporánea. Los automóviles están allí, y son las piezas museográficas centrales. Sin embargo, sin contexto, los automóviles estacionados sobre el césped del jardín pueden confundirse con un mero escenario de aparcamiento salvaje. La música, las performances artísticas de época, los figurantes vestidos a rigor, las tertulias y tantos otros detalles otorgan semántica a estos objetos de metal inanimados y les dan significado.

Además de contemporánea, la Magnolia solo puede ser una celebración de autor. Al igual que en la concepción de una obra de arte, no hay compromisos, no hay improvisaciones, y parece no haber límites para los recursos y la dedicación atribuidos a su organización. Desde la decoración, la comunicación, la curaduría hasta la imagen gráfica, gestionada por el colectivo FIU, que una vez más ha creado uno de los mejores carteles y soportes gráficos que tenemos en eventos de este tipo en territorio nacional.

Un foro de discusión

Entre caras conocidas, tuve el placer de conocer en persona a José Silva Pires, presentador del programa Volante en Sic y periodista veterano del Diário de Notícias, donde fue colaborador durante más de treinta años. En la mesa, en el porche del Club House de la Quinta Magnolia, fundado por el cónsul estadounidense J. Howard March a mediados del siglo XIX para satisfacer sus hobbies relacionados con la botánica, incluyendo, lo adivinaron, magnolias.

En la conversación, hablamos sobre el presente y futuro del periodismo de automóviles en Portugal. Sobre el pasado, presente y futuro del papel como medio de comunicación. Sobre los píxeles, sobre restauraciones de clásicos, sobre cómo imaginamos Clásicos en la Magnolia dentro de diez años. Sobre la desprofesionalización de la actividad periodística y el ascenso de los “influencers” digitales de automóviles. Sobre cómo salvar el asociacionismo en el mundo de los clásicos. Todo ello disfrutando de uno de los mejores platos de pez espada que he tenido el placer de degustar.

En el lado opuesto del jardín, en el quiosco de la Quinta Magnolia, nuestra conversación se complementa con las ondas radiofónicas de las tertulias de la TSF. Marco Pestana, Eduardo Bonal, José Faria, entre otros, discuten temas polémicos como la creciente falta de mano de obra para los trabajos de restauración; el recurrente tema del Museo de los Transportes de Madeira; así como el diseño, la ingeniería y el salto tecnológico en el mundo automovilístico después de la guerra, que es el tema de la Magnolia este año: la década de los 50. Es inspirador escuchar la elocuencia del discurso de mentes que han dedicado toda una vida a los automóviles. Además de ser un espacio de comunión, los eventos de automóviles tienen el poder de convertirse en lugares donde se crea cultura, y lo que es más importante, generar masa crítica para debatir ideas sobre un futuro que es necesario asegurar.

Los automóviles de los años 50

Alrededor de 40 automóviles colorearon el césped de los jardines de la Quinta Magnolia, todos ellos, sin excepción, provenientes de la primera mitad de la década de los 50. En esta década de posguerra, la producción en masa se orientó hacia la construcción de vehículos de mecánica simple. Sin embargo, estuvo marcada por grandes avances en la industria automovilística, con los vehículos de esa época mostrando mayor aerodinámica y presentando un diseño más elegante. En general, eran más grandes y espaciosos, con capacidad para acomodar cómodamente a más pasajeros, y algunos incluso contaban con equipamientos como dirección hidráulica, aire acondicionado e incluso radio. La emergente clase media buscaba automóviles que les permitieran mayor autonomía y movilidad en sus vidas.

Mencionando algunos ejemplares, vimos expuestos modelos impecables como un FIAT 1100 TV Ghia, Jaguar MK VII, varios ejemplares del VW Beetle, un MG TF 1500 de la marca que celebrará en 2024 los 100 años de su fundación, junto a Mercedes, que también estuvo representada por un Mercedes 190SL y por la estrella del espectáculo: un Mercedes 300D Adenauer, perteneciente al embajador alemán en Madeira, y más tarde utilizado por los Presidentes de la República y Primeros Ministros en las visitas oficiales a la región autónoma. Otro ejemplar que merece mención es el invitado especial Lancia Aurelia Spider, que habría llegado del continente especialmente para la ocasión, marcando la primera vez que la Magnolia recibió un coche del “exterior”.

El futuro

Así como es recomendable cambiar regularmente el plan de entrenamiento en un gimnasio, o variar la dieta para mantener el cuerpo y el alma despiertos, la Magnolia tiene margen para experimentar nuevas combinaciones y añadir nuevos ingredientes a la receta. Combinar las voces de la experiencia con caras jóvenes y nuevas del medio endulzaría las tertulias, o tal vez dar la oportunidad al público, siempre interesado, de participar en el debate con sus preguntas. Introducir un factor “X” inesperado para darle un toque picante a la ya asegurada consistencia. Literalmente hay un mar de oportunidades que rodea este hermoso jardín.

Promovido por la Secretaría Regional de Turismo y Cultura, Clásicos en la Magnolia es organizado por el Club Automóvil de Clásicos de Madeira, y regresará en julio de 2025 para su 6ª edición.

Fotografías del Autor