Eventos • 31 Jan 2023
Archivos • 04 Nov 2023
La chatarra donde sólo viven autos deportivos
Todo el mundo sabe que los coches llegan a cierta edad y terminan su vida útil, o porque se van cambiando por coches más nuevos, con mayor comodidad, más tecnología y menos gastadores. Salvo algunas excepciones en las que sus propietarios mantienen a sus fieles compañeros de por vida y bien, pero los demás acaban en los mataderos, también conocidos como chatarra. Aquí se reciclan y sus piezas se pueden aprovechar para mantener la circulación de otros coches iguales. Pero cuando se piensa en chatarra, se piensa que en ellas están vehículos ordinarios que han servido a sus conductores para viajar del punto A al B y no en vehículos exclusivos, raros y deportivos, como es el caso de esta chatarra en el Reino Unido.
Pues sí, esta chatarra está constituida por automóviles que quedarían bien en cualquier colección de clásicos o de automóviles deportivos, transmitiendo placer a quien los conduce, obviamente, si no estuvieran dañados. En su gran mayoría, son ejemplares de Porsche Boxster, no siendo un 911, no deja de ser un automóvil capaz de transmitir sensaciones únicas a su volante. Pero hay rarezas reales, como Lotus Elan y Esprit Turbo, varios TVR, Porsche 911, incluyendo Turbo, Porsche 928, Bentley Flying Spur y Continental, Ferrari 348, F355 y un Testarossa.
Es triste ver estas “máquinas” en una chatarra, pero los coches solo llegaron aquí porque no había recuperación y por lo tanto se puede aprovechar partes para otros. Por ejemplo, el Testarossa tiene su frente completamente deshecho y distorsionado y el conductor ha tenido que ser desencarcerado, es decir, los bomberos han tenido que cortar parte del automóvil, quedando desde luego imposibilitado de ser recuperado. También tiene un Ferrari F355 que fue destruido en un accidente en el Gumball 3000 en 2001, permaneciendo aún en la chatarra, para servir piezas a quien las necesite. Echa un vistazo a las imágenes debajo de este lugar único (y sin embargo bien), pero le recordamos que las imágenes pueden ser demasiado fuertes.
Fotografías: Petrolicious/Chris Pollitt